Por Josefina Martinez
El salón Piano Mobile del Palacio Duhau recibió al diseñador Pablo Ramírez con una colección donde los accesorios y una paleta acotada pelea y aportaron frescura.
Un toallón en la cabeza, como recién salida de la pileta, fue el accesorio IT de las modelos de Ramírez. Así de desestructurada es la nueva propuesta del diseñador de Navarro. Ramirez es de negro, tanto para resaltar la línea como para “evitar distracciones”, pero esta vez también lo fue en blanco y en índigo, que ganaron proporción en la paleta cromática.
En relación a la silueta, Pablo avanzó un poco en el tiempo y salió de sus clásicos diseños fifties hacia una década posterior, con un make up bien llamativo, el pelo batido, vinchas anchas, y un espíritu de libre expresión. El creativo fue uno de los últimos en presentarse en el American Express Designers Buenos Aires, celebrando la mayoría de edad de la marca.
“Esta colección podría llamarse “La Linda” -en honor a Evangelista, la modelo-, porque mi objetivo principal es que las mujeres de todas las edades que eligen mi ropa se sientan así, poderosas e independientes, como ella”, dice Ramírez desde el backstage una vez finalizada la pasarela.
En un pasaje del día a la noche, el diseñador mostró trajes de baño enterizos y de dos piezas, camisas y maxivestidos de tencel ultraliviano, que son la novedad entre sus básicos y atemporales. La línea denim, con la que lleva una larga relación amorosa, se combinó con tshirts de algodón con leyendas divertidas como “petite robe noire”. El volumen le da la magia que ya conocemos a la alta costura con vestidos que parecen flotar.
Luego de mudar su tienda matriz en diciembre pasado de San Telmo a Recoleta, inauguró una línea de accesorios que ya está disponible en su pop up del Alcorta shopping. Carteras, totes, zapatos y bijou de perlas, vidrio y níquel “en mil vueltas de cadenas, cruces, llaves y medallas como amuletos urbanos que definen su actitud rocker y la pasión por sus ideales”, comentó, que sumaron barroco y cubrieron los cuellos de las mannequins por completo.
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Sus diseños de fiesta se volvieron la vedette del Duhau sin la presencia de complementos más que los mega volúmenes en tafftán, creppe y mikado de seda que, a partir de recortes poéticos y una impecable factura empoderan a cualquier mujer Ramírez.