María Magdalena surgió tras una experiencia de ayuno de 14 días de una de sus fundadoras. Después de varios días sin comer, Magdalena sintió en la boca y nariz el aroma sintético de una crema de manos mientras se la aplicaba. Además empezó a tomar contacto con cómo el agua, el sol y varias cremas eran absorbidas por su cuerpo y buscó generar un cambio. “¿Cómo me voy a aplicar algo en la piel que no me comería?”, pensó en ese momento una de las creadoras de la marca que, a partir de esa pregunta, crearon el lema La piel se alimenta.
Sus fundadoras, María Paz (a cargo del desarrollo de la comunicación, lenguaje visual y estético), Andrea María -responsable del área de marketing y ventas- y Magdalena, coordinadora y directora, eligieron este nombre porque representa lo femenino y la “sexualidad sagrada”, conceptos que valoran y decidieron transmitir a través de lo que hacen.
Para ellas, la mejor manera de conectar con nuestro cuerpo es a través del tacto (suave y prolongado) y el olfato, y estos valores los ponen en práctica, ya que sus productos destilan un aroma cándido, con ingredientes que provienen de la naturaleza. Óleos de neroli, bergamota, jojoba y almendras, manteca de karité, agua de arroz, manzanilla y aceites de rosa mosqueta, naranja y pomelo son algunas de las almas de estas cremas, aceites y brumas que buscan reconectarnos con nosotras mismas a través del masaje, la intimidad y el autoconocimiento corporal.
María Magdalena es una de las primeras empresas argentinas de Cosmética Natural Certificada, con artículos y procesos de producción avalados por la Organización Internacional Agropecuaria así que, además de transmitir un mensaje muy bello y puro a través de sus producciones fotográficas y redes sociales, estos alimentos para la piel son sustentables desde cualquier arista que se los mire: no se testean en animales, sus ingredientes son veganos, sin tacc y libre de parabenos y aceites minerales; además su packaging es 100% compostable.
En Le Banana probamos la línea corporal y facial. Para comenzar el día, la bruma Rice actúa como un hidratante liviano, que a la vez limpia e ilumina, ideal para aplicar en la cara y después sobre un algodón, para eliminar impurezas, y luego seguir la rutina con la crema facial liviana Kale, ideal -por su tamaño- para llevar en la cartera en verano o tener a mano al lado de la computadora. Es liviana, hidratante, rendidora y de rápida absorción. Con Vitamina C, E y Jojoba, se siente como si ingresáramos a un páramo de coles rizadas o de menta peperina. Tiene todo lo que le pedimos a una crema matutina: hidrata, desinflama, es antioxidante y, por lo tanto, mantiene tu piel lo más joven posible.
Para la noche, después de la limpieza y previo a la crema, probamos el Néctar, un sérum de Rosa Mosqueta que restaura y regenera la piel por su alto contenido en ácido linoleico. Su aroma intenso acompasa el momento de intimidad frente al espejo, previo al descanso, y es el vehículo indicado para los masajes faciales, actividad hitera de la cuarentena 2020. Además de poder usarse como sérum, producto de limpieza o para potenciar una crema, la ginecóloga Liliana Pogliani recomienda en la web de MM usar unas gotitas de Néctar para hidratar y lubricar las paredes vaginales.
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De la línea corporal probamos -y nos encantó- su crema Goji. Su poder hidratante se siente de inmediato. La textura es tan ligera que invita rápidamente a formar parte de tu rutina de cuidados y su aroma, cítrico y dulce, proveniente de las bayas de Goji, es suave pero el perfume perdura en el cuerpo casi tanto como el recuerdo del primer amor.
Para quienes prefieren y necesitan una experiencia más intensa, como los baños de inmersión relajantes con sales, la tranquilidad de los masajes en un fin de semana de spa o la concentración de una meditación, recomendamos el Óleo Neroli: fresco, suave y afrodisíaco como un secreto de la persona que te gusta. Los aceites de María Magdalena vienen con una leyenda inscripta que dice Amo tocarme, y en su web nos recomiendan: “Generá un momento y encontrate con vos de una forma natural. El óleo es un buen vehículo para explorar las formas que tu cuerpo presenta y descubrir esos espacios que necesitan ser tocados y activados”. Say no more.
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