En la secuencia de capitales, llegó el turno de Londres de ser anfitrión. Entre el Brexit y el Megxit, los diseñadores subieron a la pasarela sus propuestas para el clima otoñal y en Le Banana te mostramos sus grandes destacados.
En días dominados por el tema coronavirus, no sólo hay incertidumbre sanitaria, sino también en el mercado de lujo: el país asiático provee hasta del 40 por ciento de sus ingresos a las mejores etiquetas inglesas. Sumado a las conocidas cuestiones parlamentarias y monárquicas, ese fue el escenario de la nueva edición de la Semana de la Moda de Londres. Entre el mega show de Tommy Hilfiger, los clásicos locales y los alumnos de Saint Martins, nos concentramos en la vanguardia y te contamos quiénes llevan la delantera made in UK.
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Richard Quinn
El diseñador de 30 años, egresado de Saint Martins y showman londinense. A base de erotismo, los años 50 y la leyenda punk reversionada, “God Save the Quinn”, que iba bordada en las espaldas sastreras, reveló su “casa de ensueño” y sus habitantes fantásticos. Las siluetas de alta costura incluyeron encapuchados cubiertos de perlas y pedrería, máscaras de látex y total looks floreados en clave camuflado. Vestidos más románticos y capas de plumas completaron la colección. Se vieron sedas brillantes, glamurosos y excéntricos looks con moños, lunares y espectaculares volúmenes saliendo en hombros o en faldas globos. Según Suzy Menkes, significó un descanso de los enmascarados para no abrumar, riesgo que se desvaneció con la versión en vivo de “Dancing Queen” para el cierre. El universo de Richard sigue evolucionando hacia la espectacularidad desde esa segunda temporada en 2018, cuando la Reina Isabel II se sentó en primera fila y lo catapultó como uno de los creativos más relevantes. “Realmente me gusta la belleza oscura y siniestra” le aclaró, entre bastidores, a WWD, aunque no hacía falta.
Matty Bovan
Empecemos por el maquillaje, de pinceladas cual antifaz, alineado con su ADN de fantasía punk y que parecía felizmente sacado de una de nuestras series preferidas, Euphoria (hubiese sido conveniente ver a Jules caminando en la pasarela). El otoño según Bovan se titula “Off World Aesthetic Exit” y es toda una declaración de estética anarquista en medio de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. ¿La traducción literal? Lo extracorporal, las formas distorsionadas à lo Comme des Garçons: deconstrucción con retazos de punto y telas impresas con imágenes procedentes de los archivos de la Biblioteca Británica. Apliques Swarovski salpicados de pies a cabeza, estampados Liberty, flecos de plástico de descarte y denim reciclado donado por Fiorucci. Acompañó con tocados firmados por Stephen Jones que consistían en cortinas autoportantes y pelucas gigantes, obra de Syd Hayes. El número ocho en la textura de jaquard forma parte del logotipo de la casa e indica su trayectoria por temporada, por si buscaban más indicios de genialidad. “Es importante desafiar la silueta del cuerpo y desafiar lo que la gente piensa que es aceptable y no aceptable” dijo previo al desfile, argumentando sus vestidos, pantalones, faldas y trenchs caprichosos que nos encantan.
Ashley Williams
Una presentación a base de sentido del humor, que Dazed definió en dos palabras: “brillantemente caótica”. La graduada de la Universidad de Westminster se inspiró en una selección de femmes cinematográficas, que incluyó a la Hiedra Venenosa de Batman, Thelma & Louise y Jessica Rabbit. Las estampas, su talento distintivo, abarcaron dólares rosados, gatos níveos, perros Rottweilers, a Mona Lisa, Albert Einstein y frases elocuentes como “In dog years I’m dead” y “Life is pain”. Los íconos pop con sello años 2000 son una colaboración artística con su compañera de clase, Claire Barrow. Perchero femenino y fácil de llevar, todos queremos uno de sus tops, minifaldas, minivestidos, buzos o cárdigans, sobre todo si tienen flecos con cuentas. Medias, siempre, lisas o estampadas, con lunares o con la moneda norteamericana. La serie de vestidos globo, los cubiertos de capas de volados y las piezas enteras hechas de plumas de marabú hicieron a los ítems de fiesta elegantes. El final no podía ser sobrio, sino soberbio, y lo dió con un vestido strapless perteneciente a la serie confeccionada por retazos. “Desmantelamos nuestro pasado y lo volvimos a armar de una manera hermosamente incorrecta”, le explicó filosóficamente a Vogue. Por si fuera poco, en asociación con Samsung, presentó el último modelo de la compañía, el Galaxy Z Flip. El teléfono plegable, futurista y creado para la Generación Z que se transporta en una mini-bag diseñada a medida por Williams. Con un patrón de damero color lila, el tiempo e Instagram nos dirán si llegó para quitarle terreno a las virales Le Chiquito, de Jacquemus.
Roksanda
Su destreza en el manejo del color partió esta vez de la referencia a dos artistas, Lee Krasner y Rana Begum. La diseñadora serbia conoció a esta última en una edición de la feria Frieze, quien le diseñó especialmente una instalación de 250 metros de red de pesca fluorescente, suspendida del techo. Llamada “No. 976 neto” , permanecerá exhibida en el Museo de Arte Moderno de Estambul, mientras que el trabajo de Krasner lo plasmó trasladando sus obras a la tela en forma de collage. La paleta de marrones, naranjas y púrpuras acompañaron el carácter de una mujer guerrera, fuerte y fabulosa, que sabe caminar entre volados, volúmenes y capas. El carácter sustentable aparece en la atemporalidad de sus piezas y el uso de restos textiles, en la confección. El objeto de deseo: el sweater rústico adaptable a cualquier look. Cate Blanchett y Billie Porter, en primera fila, legitimaron el buen gusto de Roksanda Ilincic.
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Halpern
El soldado de Parsons y del semillero Saint Martins aprendió a desarrollar glamour en forma de alta costura en Atelier Versace. Tal como resumió en una entrevista con Vogue, “esta temporada vimos a las mujeres británicas en la década de 1970, en este contraste entre la mujer rebelde, trabajadora y burguesa. Está en Londres, también en el campo (…). Es ropa de trabajo convertida en glamour.” La descripción se materializó en lentejuelas (de las que es sinónimo), lurex, lamé y plumas en vestidos con cola y catsuits pata de elefante, en una mezcla de intenciones románticas y punk-rock. Se combinaron con estampados botánicos, una rareza para el neoyorkino, pero que supo ponerle su sello imprimiendo y bordando con cristales y lentejuelas imágenes de lirios, hortensias y crisantemos sobre satén. Definitivamente, los tonos de azul y fucsia de Michael Halpern son los más brillantes que vimos desde el inicio de la temporada en Copenhague.
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Mark Fast
Setentas, ochentas, noventas y early 00s es de lo que se trató el otoño hasta la llegada del canadiense Mark Fast, que irrumpió en la última jornada con una oda a los sixties. El ícono fashion de la época que sirvió de guía fue Mary Quant y, en consecuencia, hubo flecos, crochet, piel y swing. Hubo conjuntos deportivos unisex de estampa camuflada, minifaldas, cárdigans y minivestidos tejidos recreando “Twiggies”. Se tomó una licencia del knitwear, que hace como nadie, para demostrar que también sabe de vestidos de noche: con la espalda descubierta, sexies, lánguidos y de pelo largo. Uno de los precursores del positivismo corporal, llamó la atención de la prensa al no incluir modelos tan diversas como en otras ediciones. Sus esenciales del estilismo para tener a mano, las bucaneras y vinchas anchas.