Alfonsina Prieto se prepara esta semana para vestir al ídolo del trap nacional. La diseñadora argentina y dueña de uno de los vintage más emblemáticos de Buenos Aires, Keak le cuenta a Le Banana cómo es ser la arquitecta de la imagen del artista argentino. Conocé cómo empezaron a trabajar juntos y qué están preparando para su presentación en Lollapalooza Argentina, el próximo viernes 15 de marzo a las 18:45 hs desde el Samsung Stage.
¿Cómo empezaste a vestir a Ysy A?
Fue de casualidad. Un productor me llamó porque Ysy necesitaba un traje para presentar su disco de tango en Vorterix. Vino al local y pegamos mucha onda. Después de ese día, empecé a ver que pedía cosas por Instagram y yo le respondía: “Gordito, yo te puedo hacer esto. Soy diseñadora y vestuarista, te hago un traje de astronauta si querés”. Le dije que lo podía ayudar pero que era como una pareja, podía funcionar un mes o un año, nos podíamos amar u odiar, así que empezamos así, yo le mandaba cada cosa que necesitaba y fue un camino progresivo.
¿Cómo es el proceso de diseñar su vestuario?
Mis viajes en el transporte público son mis disparadores más grandes de ideas. Él también me baja línea del colores y cosas que quiere. Meto todo en la olla, revuelvo y saco una sopa. Soy muy old school, dibujo a mano alzada y le mando la confección a Andrea Suárez, una realizadora que valorizo mucho, porque de la única manera que se puede hacer bien este trabajo es armando un buen equipo. También tengo una gran relación con los locales donde voy a comprar telas en Once, porque considero que saben mucho más que yo de telas. Al principio le iba mostrando a Ysy la idea unas semanas antes, hoy se entera qué se pone 15 minutos antes de subir al escenario. Por un lado es hermoso el factor sorpresa, por el otro me pone nerviosa porque no sé si le gustará.
¿Alguna vez no le gustó una propuesta?
Me pasó con un conjunto con una textura de ravioles que le parecía muy circense. Estaba hecho con una tela de cortina con cuadraditos de los 70, bien vaporosa. A mi me gusta mucho que haga ruido, que impacte y que se permita jugar y experimentar. Al final, cuando subió al escenario le gustó la atención que generó y me dijo: “No me des nunca más bola, hacé lo que se te cante”.
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¿Qué tenés en cuenta a la hora de armar sus looks?
Primero tengo que entender principalmente a quién tengo que impactar, porque de repente Ysy tiene 20.000 ojos mirándolo a él solo. Él es un gran showman, la primera vez que fui a una performance suya quedé impactada por cómo maneja a las masas. Después, hay miles de cosas a tener en cuenta. Cuando toca dos horas y media se empieza a empapar a los 45 minutos y parece que estuviera en una pileta de transpirado,entonces la ropa se va deformando. Cuando está parado a veces siento que el tiro del pantalón está muy largo, pero en realidad lo necesita así para que no se raje cuando salta.
¿También trabajan en una línea de merch?
Si, dentro de poco salen cositas nuevas con la línea de merch de su sello. Mi gran desafío es desarrollar productos que duren. Quiero que el buzo de Ysy que se compra un pibe sea el buzo que hereda el hijo de ese fan.
¿Qué nos podés contar de lo que están preparando para el show del Lolla?
Lo que van a ver lo describiría como brillos, futuro y tecno. Tenemos que ver quién toca antes y quién toca después, para diferenciarnos con la paleta de color. Posiblemente use un solo cambio, o dos, porque el show es corto. Para cubrir su cuerpo siempre tengo tipologías que van de un pantalón semi babucha a una bermuda. Nunca le voy a poder poner un tapado largo porque se enredaría todo. El festival es internacional y hay un montón de público que nunca lo vio, entonces somos más genéricos en cuanto a la interpretación de lo argento específico, como puede ser una decisión de estampa o bordado. Mi juego es súper textural, desde el bordado, la estampa y la tela. Creo que un poco en indumentaria ya está todo inventado y el secreto hoy está en el avance tecnológico y futurista del textil.
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Hace 30 años abriste la boutique vintage Keak y fuiste una precursora en ese rubro. ¿Cómo fue?
Abrí el local en la Bond Street en 1994 mientras estudiaba Diseño de Indumentaria en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), de la UBA. El dueño de la galería no entendía bien qué era la ropa vintage. En esa época, la Bond era como un lugar de élite donde estaba la cuna de la moda. Tenían locales Miuki Madelaire (diseñadora) y Ruth Infarinato (presentadora histórica de MTV Latinoamérica). En 1995 el vintage fue furor con el programa el Rayo y la modelo Deborah de Corral. Así que estuve en el lugar justo, en el momento justo. Me considero más fashion dealer que vendedora de vintage. Mi gran conexión marketinera es saber leer al otro en un microsegundo y que le guste la ropa que le doy.
¿Qué te cautiva del vintage?
Es el lugar desde donde me conecto con la moda. No tiene mucho sentido hacer tantas cosas nuevas porque el fast fashion nos está matando. ¿Por qué no podemos darle una revalorización a lo que ya hay? Creo que me dedico al vintage para demostrar que, usando la cabeza, una puede ser bastante más mágica que siendo millonaria. Podés tener dos mangos, ir al placard de la abuela y hacer magia. No se necesita tener dinero para tener estilo. Ese es mi lema fundamental.