Mientras la semana de la moda de Copenhague (Copenhagen Fashion Week SS26) toma ritmo hasta el 8 de agosto, algo queda claro: el verdadero termómetro de estilo está en las veredas. Entre bicicletas, adoquines y cielos pastel, se despliega una pasarela espontánea donde el contraste es ley y la actitud lo es todo.
El revival de las jelly
Las sandalias jelly marcaron territorio como el calzado no oficial de esta edición. Con guiños pop a los ‘90, brillaron —literalmente— en versiones cristalinas con glitter. Entre todas, se robaron las miradas los modelos de la colaboración Melissa x Diesel: chunky, translúcidos y con actitud.
Transparencias que respiran
Livianas, etéreas, casi líquidas: las capas translúcidas dijeron presente. Se vieron en vestidos, camisas y superposiciones que juegan con la luz, el movimiento y la piel.
Escoceses con nuevas reglas
El print escocés volvió recargado. Desde faldas de inspiración punk hasta trajes experimentales, el tartán se alejó del cliché para convertirse en una declaración de estilo.
Camo print en clave urbana
El camuflado regresó con actitud, pero lejos de su función original. Se lo vio en pantalones cargo, chaquetas y botas peludas, combinado con prendas románticas o sporty. Un guiño utilitario reinterpretado con sensibilidad street y espíritu fashion week.
Polka dots, el estampado estrella
Si hay un print que marcó el pulso de este street style, fueron los lunares. En versión XL o micro, blanco y negro o multicolor, los polka dots se apropiaron de vestidos, pañuelos, tops y trajes. Lúdicos y chic, aportaron ese toque retro que siempre funciona.
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Verano 2025: mezclar es la consigna
La moda de Copenhague nunca fue literal. Este verano confirma su postura: menos uniformidad, más personalidad. Lo normcore convive con lo extravagante. Lo deportivo con lo romántico. Y cada silueta habla de una identidad que no busca encajar, sino destacarse.
PH Nina Brasca