Por Cata Greloni Pierri y Josefina Martínez
En su aniversario, recordamos al icónico cantante que revolucionó el rock argentino con sus hits pegadizos y bailes pélvicos que volvían locas a sus fans.
Roberto Sánchez nació el 19 de agosto de 1945. El chico de Valentín Alsina, Lanús, admiraba a Elvis Presley, a quien imitaba en sus movimientos, así como en el jopo engominado. Hijo único que a los diez años salió a trabajar con su papá repartiendo vino en damajuanas, se compró una guitarra que aprendió a tocar solo. Después de lograr notoriedad como frontman de Los de Fuego, emprendió un camino solista que lo consagró como un fenómeno de masas en el continente. El morocho de Zona Sur, de boca carnosa, se había convertido en Sandro, Sandro de América y El Gitano, un sinónimo de la balada romántica latina y los gestos pélvicos: sus primeros años cantando el rock anglosajón en español habían evolucionado en un género propio, sensual y sexual, que le valió tantas fanáticas desmayadas como fallidas tentativas de censura. A 75 años de su nacimiento y en el día en que se revela un tema inédito, repasamos los datos más curiosos de este ídolo de multitudes y eterno sex symbol.
1- Adoptó el nombre artístico de Sandro porque era como sus papás querían llamarlo y las autoridades de la época no se los permitieron.
2- Publicó 52 álbumes originales, rodó 16 películas y recibió un Grammy Latino por su trayectoria, en 2005.
3- Fue uno de los integrantes de La Cueva, el mítico local de la calle Pueyrredón 1723 de Buenos Aires, donde se gestó y difundió el rock argentino a mediados de los 60. Influenciado por Elvis, Bill Halley, The Beatles y The Rolling Stones, un sonido local tomó forma e impulso a ese bar gracias a concurrentes como Miguel Abuelo y Litto Nevia además de Sandro.
4- Una versión indica que el hit “Rosa, Rosa” surgió en la casa de su productor, Jorge López Ruiz, cuya empleada doméstica se llamaba Rosa Díaz. El cantante solía ir a la cocina y preguntar “Rosa, Rosa, ¿qué me preparaste?”
5- En 1970 se convirtió en el primer latinoamericano en cantar en el salón Felt Forum del Madison Square Garden. Se llevó con él a Cacho Fontana, emblema de la radio argentina, porque ameritaba ser presentado por un compatriota, y quizás también, para paliar los nervios.
6- Aunque era muy reservado de su vida privada, el romance con Susana Gimenez es una leyenda y un bien común de los argentinos. En su revista, la diva le dedicó varios párrafos: “La relación de Robert con el público nunca precisó de la prensa, era un artista fabuloso, un gigante en el escenario, el más sexy, el más lindo, el más romántico, ¡el más mitológico!”. Y por si quedaban dudas del vínculo que empezó mientras rodaban una película -y ella estaba de novia con el boxeador Carlos Monzón-, “siempre me trató como a una reina, con la galantería y el respeto que él trataba a las mujeres en general. Nunca volví a trabajar con alguien que besara así. Todo lo que se imaginen es poco”, contó Su.
7- Para celebrar su cumpleaños, las nenas acudían todos años a su mansión en Banfield y montaban guardia desde la noche anterior, esperando el saludo de su ídolo. Ese ritual se llamó “Las Batallas del 19”.
EL ESTILO DE SANDRO
Como veinteañero que daba sus primeros pasos artísticos en los 60, el blue jean y la chaqueta de cuero eran inevitables. Ya más plantado, entre la libertad corporal que caracterizó los años 70 y la influencia puntual de la estrella de Memphis, el vestuario del Gitano consistió en pantalones oxford bien apretados, de jean y de cuero, con botas texanas, en punta y con taco.
La campera rockera mutó en sacos con solapas anchas, que combinó con camisas y chombas abiertas, así como con poleras, en una paleta que incluía celeste, rojo y amarillo, y estapados de rayas y lunares. También apelaba al traje de tres piezas, que subió desde los primeros hasta los últimos escenarios, y que, en una especie de ritual, desarmaba a medida que se entregaba por completo a estribillos como “Dame fuego, dame, dame fuego; dame el fuego de tu amor”. Él mismo diseñaba muchos de esos outfits, que su mamá Nina era la encargada de confeccionar.
En plena ebullición de su carrera llegó el catsuit con brillos, inmortalizado en la tapa del disco Sandro Espectacular, que también incorporó a los shows. Reemplazando las texanas por un par de zapatillas de lona, la fotografía formó parte del aviso por el centenario de la marca Converse All Star, donde compartió cartel con otros referentes del cine y del rock, como James Dean y Sid Vicious, de Sex Pistols.
La icónica bata roja nació con sus apariciones al finalizar los conciertos, para saludar una vez más a las nenas, cuyas ovaciones no cesaban a pesar de haber cumplido con el repertorio y dejarlo todo en el escenario.
5 películas para conocer al actor!
1- Muchacho
El film, que cumplió 50 años recientemente, se lanzó junto al álbum del mismo nombre. Incluye los hits “Te Propongo” y “La vida sigue igual”.
2- Gitano
Con un look que se reduce a pantalones blancos bien pegados, cabalga en pelo por las playas de Necochea, donde se esconde mientras es acusado por un crimen que no cometió. También de 1970, la figura femenina es la gran Soledad Silveyra.
3- Operación Rosa Rosa
En 1974 se puso en la piel de un cantante de fama mundial, convocado por los servicios secretos para desbaratar una organización criminal. Incluye la versión de “Mi amigo el Puma”, el clásico escrito por el ícono de Venezuela, José Luis Puma Rodríguez.
4- Tú me enloqueces
Dirigida por el propio Sandro, siguiendo un guión escrito por él, se estrenó en 1976. Gira en torno a una pareja que protagoniza una comedia musical, y que integra con la blonda más icónica de Argentina, Susana Gimenez.
5- Subí que te llevo
La última película que filmó, en 1980. Su coequiper en esta comedia romántica es otra actriz destacada, María del Carmen Valenzuela.
5 canciones para conocer y revivir a Sandro
El Astro fue abandonando el rock and roll clásico de sus comienzos para centrarse en un repertorio más popular, basado en la balada romántica latinoamericana, derivada del bolero y con condimentos del tango, que se convertiría en el género pop latino de los 70 y donde podía explayar toda su poesía seductora y abrasadora, plagada de metáforas y metonimias rebosantes.
1- “Tengo”
No sólo es de las canciones más rockeras y conocidas de Sandro, sino que en 2002 MTV y Rolling Stone consideraron a este track, parte del LP de La magia de Sandro, como uno de las mejores 100 canciones del rock argentino, ubicándolo en el puesto número 15. El riff de su introducción está sampleado de “Come What May”, de Elvis, uno de sus íconos junto a Charles Aznavour, y tiene rimas tan efectivas como simples para convertir a esta canción bailable del ‘68 en un éxito rotundo. La energía en su manera de cantar, la desfachatez de sus movimientos y la tensión sexual siempre presentes hicieron que este performer destacara abismalmente entre los suyos.
2- “Porque yo te amo (por ese palpitar)”
La balada, que bien podría ser un tango, es parte del álbum Una muchacha y una guitarra (1968) y, aún siendo uno de los singles más vendidos en su historia, como dice Pablo Alonso en su libro La música de Sandro. Cómo se hicieron sus canciones, está floja de papeles por su asombrosa similitud (o, como él le decía en las entrevistas, “plagio inconsciente”) con Bon anniversaire y Hier encore, ambas de Aznavour, en las que calca hasta la expresión del “drama singular”. En la canción, este Jacques Brel morocho, latino y picarón que dice sacar un long play de cada amor nuevo. “Tus labios de rubí (…) parecen murmurar mil cosas sin hablar”, le canta a una mujer que parece ser su amiga, pero que le agita otras pasiones. El Gitano prefiere declararle su amor, antes de quedarse con ese sentimiento guardado, para luego marcharse con el corazón tranquilo.
3- “Penumbras”
“La noche se perdió en tu pelo/ la luna se aferró a tu piel/ y el mar se sintió celoso/ y quiso en tus ojos estar él también”. No hay poema más grande de Sandro que mezcle tanto deseo, amor, cariño y calentura. “Penumbras” está dedicada a Yoli Scuffi, Miss Argentina 1959 y musa del cantante, y forma parte del noveno disco en la carrera de Sandro, que lo encuentra en la cima popular como artística.
Grabado entre noviembre de ´68 y mayo de ´69, Sandro de América, para esta altura, el Astro ya había desarrollado un show escénico de alto voltaje, mirando a los ojos tanto a sus nenas, en vivo, como atravesando el lente de las cámaras. Y sus versos, íntimos y fogoneros, siguen así: “Caprichos muy despacio dichos/ entre la penumbra de un suave interior“.
4- “Ave De Paso”
“¿Quién es este ejemplar?”, le dice la mamá de la protagonista de la película Muchacho (1967), justo antes de empezar a sonar Ave de Paso, la canción que tiene el mismo espíritu de La Balsa, el primer tema de rock firmado por Los Gatos.
En Ave De Paso suena la voz de Sandro en dos pistas de voz simultáneas en un estilo muy pop y beatle que incluye guitarras, un solo de saxo y palmas. Esta canción, que no es de las más conocidas, incluyó una traducción al italiano llamada “Guardami negli occhi (Mírame a los ojos)”. Sandro compuso junto a Oscar Anderle, el escritor de la mayoría de sus éxitos, la historia de este clásico en base a una historia personal del Gitano. Después de haber vivido un breve amor en Río de Janeiro, debía regresar a Buenos Aires y, para justificar su actitud despojada frente a este amor raudo y furtivo recurrió a la metáfora de los pájaros como sinónimo de libertad, siendo él un hombre suelto, un hombre de mil mujeres. O mejor dicho, el hombre de las mil nenas.
5- “Trigal”
Esta canción, también de la película Muchacho, es una mezcla de bossa nova y beat que era tan sensual y sexual para la época (“Dame tu surco y dame vida”, o “yo soy el dueño de tu fruto”) que estuvo prohibida en España. La nube de dulzura y lujuria que se sienten desde su introducción de cuerdas convierten a este bouquet elegante de sugerencias de una rubia muy bella, objeto de su amor, en un clásico tropical y brasilero.
Bonus track: “No te vayas todavía”, el tema nuevo
Sandro acostumbraba a grabar temas nuevos en su estudio en Banfield y luego le enviaba esas pre-producciones en cassette a Rubén Aguilera, su productor y arreglador para luego comenzar a trabajar en sus posteriores arreglos. A partir de estas grabaciones, Nelson Pombal restauró las voces de Roberto Sánchez para grabar después los instrumentos y sumar, por ejemplo, la guitarra de Ricardo Lew, compañero del Gitano en varios momentos de su vida. Sony incorporó además un video lyric para acompañar el aniversario del mayor sex symbol que tuvo la música argentina.