El emblemático fundador de Tramando compartió con Le Banana cómo son sus días en casa. Teñidos de lo que mejor sabe hacer, crear, en esta nota incluímos sus hallazgos en pastelería y sus ganas de ver una moda “con más agite” en Argentina.
“A mí el shock me duró poco, porque a las 24 horas que empezó la cuarentena prendí el vivo para hablar con la gente. No me había pasado antes de valorar ese medio; yo no usaba Instagram y de repente fue mi ventana al mundo. Todos estamos viviendo un poco a través de esos vivos”, nos cuenta Martín Churba sobre el espacio creativo que encontró en las redes sociales con su segmento semanal #Pasaleeltrapo. Desde ahí, no sólo contagia esa actitud resiliente frente al confinamiento, sino que abre un mundo de posibilidades artísticas con objetos que tenemos a mano, y si son de desecho, mejor.
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En la semana de la presentación oficial -y virtual- de lo nuevo de Tramando para el invierno (este jueves 25 vía Instagram), nos asegura que “ya tendremos novedades sobre Marti”, el restaurante que el chef Michelin, Germán Martitegui, ya tendría instalado en la Casa Matriz en una realidad libre de COVID-19. Mientras tanto, la etiqueta ya mutó este año en un nuevo ecosistema: “Además de editar la colección de Tramando por Bob Honors, también se editan a otros artistas, artesanos, diseñadores y directores audiovisuales. La idea es brindar una plataforma de difusión y venta”, como la que ya pudieron concretar estampando en Inglaterra las acuarelas de dos metros de ancho por un metro de alto del argentino Sigismond de Vajay, hoy en espectaculares pañuelos de seda natural.
¿Pudiste trasladar fácilmente tu trabajo a casa?
La parte de diseño está en manos de mi equipo, yo estoy en otros procesos creativos. Desde acá dirijo la parte más general de Tramando y veo lo que va haciendo Robert (Honors), que es el director creativo.
Además de los IG lives, ¿hay algo nuevo que hayas aprendido a hacer en este tiempo?
Sobre todo aprendí a pasar el trapo.
Ese nombre que le puse al espacio de encuentro virtual para mí tiene mucho significado: pasar el trapo no es solamente una actitud de cómo hacer las cosas con cierto nivel o con dignidad, aprender a trapear el piso es aprender a gestionar un textil más de todos los que ya gestionamos con tanta nobleza y desde tantos millones de años. Me hizo concientizar sobre cuán fuerte está vinculado el textil a la vida, es emocionante ese vínculo con la materia.
¿Y en la cocina? Sabemos que te gusta cocinar.
Sí, me encanta, tengo una maestría en arroz. Vengo de abuelas muy cocineras y yo digo que heredé su nariz, porque hago sus comidas sin receta. Me acuerdo de los perfumes y tengo esa intuición. En cuarentena aprendí a hacer galletas marineras. Me pasó algo muy fuerte con la alimentación y con el abastecimiento de los productos: me di cuenta que había mucha cosas que se podían hacer en casa y que era mejor, porque se consumían con otra regularidad, se podían variar y eran más económicas también.
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En una entrevista sobre tu colección Stock, divino tesoro (2019), dijiste que en la cocina y en el diseño, frente a la escasez de recursos, te pones más creativo. ¿Te sigue pasando?
Sí, hay una receta por ejemplo que es de esta cuarentena. ¿Viste que una rica torta de chocolate es algo que si vos tenes ganas de comer o de hacer no es tan fácil? Te comprás una caja de bizcochuelo de las del supermercado y la llevás al horno con todas las mismas indicaciones del paquete, pero esta vez la sacás 15 minutos antes del tiempo que dice. Preparás un baño maría con una tableta de chocolate amargo y un poco de crema de leche, y cuando sacás la torta caliente con una cuchara sopera le hacés agujeros al bizcochuelo y le vertés el chocolate. La metes en la heladera y la tenés durante cinco días, deliciosa. Eso lo aprendí porque metí una vela de cumpleaños en el medio de la torta, me quedó mal y tuve que tapar el agujero. En el fondo, la escasez de recursos también es un recurso creativo.
¿Y alguna serie, peli o libro que hayas descubierto en cuarentena para recomendar?
Todo lo de Miyazaki que pusieron en Netflix fue devorado. Pusieron tanto material que parecía que no lo íbamos a terminar de ver nunca y lo vimos todo.
Contanos sobre la nueva colección.
La estamos produciendo de a poco, en cuarentena, sin apuro y con buena onda, porque fuera de todas las dificultades, estamos contentos de tener la posibilidad de parar un poco la máquina.
¿Qué opinás de la desaceleración y el nuevo calendario que están adoptando las marcas de lujo?
Sinceramente, no tiene mucho que ver con nosotros. Acá hay dos colecciones al año y que están pidiendo pista porque no hay ni presupuesto. Tal vez pueden dejar de hacer seis en París y empezar a financiar una en Latinoamérica y así empezar a mirar un poco más globalmente. Siento que acá es al contrario, hay poco sucediendo en la moda. Sí es verdad que el mundo tiene que parar, pero en Buenos Aires está medio chato el tema. Nosotros tenemos que agitar más, somos una capital muy importante de moda latinoamericana y del mundo, y tendría que haber otra energía fluctuando, más riesgo, más propuesta, independientemente de la pandemia.
Si tuvieras que darle un consejo a un estudiante de diseño, ¿cuál sería?
Que generen superávit creativo, que no paren de crear: oportunidades, ideas, alianzas, materialidades. Lejos de pensar que está todo hecho, lo que hay que hacer es inventar cosas nuevas. Si no, nos vamos a seguir quejando de lo que no hay.
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LB Top Five
Un diseñador: Jessica Trosman
Un hotel: Esplendor Savoy, de Rosario
Una canción: Nature Boy, de Nat King Cole
Una ciudad: Buenos Aires
Una golosina: M&M