El segundo trimestre de 2025 estuvo atravesado por algo más que tendencias. Con los mercados en tensión, presupuestos ajustados y un murmullo constante de recesión global, la moda se replegó a una escala íntima. Ya no se trata de acumular, sino de elegir con intención. Lo que antes eran objetos de deseo XXL ahora se transforman en símbolos personales: pequeños, funcionales y con mucha carga emocional.
Así lo refleja el último reporte del Lyst Index, que analiza millones de búsquedas, compras y menciones para detectar qué marcas y productos están marcando el pulso global. Esta vez, la lista no solo revela qué se usa, sino cómo y por qué estamos consumiendo.
Accesorios con narrativa, no con logo
En una temporada donde las grandes compras quedaron en pausa, los pequeños detalles ganaron protagonismo. El auge de los accesorios como forma de expresión tuvo su momento con piezas que conectan con la nostalgia, la artesanía y la identidad. El collar artesanal de Juju Vera, de inspiración costera, estética simple y un claro guiño a los amuletos personales, se metió entre los productos más deseados. Y lo mismo ocurrió con las gafas esculturales de Jacques Marie Mage: objetos de colección más que simples anteojos, que crecieron un 35% en demanda solo entre mayo y junio.
The Row lidera con una sandalia que parece no decir nada, pero dice todo
La sandalia Dune, una reinterpretación radical de la ojota minimalista, fue el producto más buscado del trimestre. Su salto explosivo en interés se dio tras aparecer en los pies de Jonathan Bailey durante una entrevista: 162% más búsquedas en pocos días. Lo que parecía un básico neutro se convirtió, de repente, en el nuevo código de sofisticación silenciosa. The Row, la marca de las hermanas Olsen, alcanzó así su mejor posición histórica.
Miu Miu y la eterna fantasía de volver al aula (con estilo)
La hermana pequeña de Prada sigue en la cima gracias a su capacidad de leer el presente. Esta vez, fue su mocasín lo que capturó el espíritu de la temporada: una mezcla entre uniforme escolar y statement de moda. El modelo no solo llegó al cuarto puesto del ranking global, sino que reafirmó una tendencia latente: la juventud como mood aspiracional más allá de la edad.
Sneakers y shortcitos: el uniforme no oficial del 2025
Los pies hablaron fuerte esta temporada: seis de los diez productos más populares fueron zapatillas. De un lado, las Vibram FiveFingers marcaron un récord de crecimiento (110% más tráfico) con su estética híbrida entre techwear, anatomía y gorpcore. Del otro, las Bekett de Isabel Marant, esas zapatillas con plataforma escondida que fueron furor hace una década, volvieron al centro de la escena impulsadas por TikTok y el revival Y2K. Este año, su demanda creció un 630%.
El short Adicolor Sprinter de adidas, lanzado originalmente en los 70s, se convirtió en uno de los hits del trimestre. ¿El secreto? Precio accesible, ADN nostálgico y fotos virales de Bella Hadid y Harry Styles llevándolos con naturalidad absoluta. Las búsquedas subieron un 121% y el modelo logró instalarse como una pieza clave para el verano. No es solo sportwear: es cultura pop reciclada con precisión.
Marcas que suben: del boho de Chloé al cool británico de Burberry
Burberry reapareció en el top 20 después de un año de silencio, gracias a su nueva estrategia visual que mezcla festival británico y herencia cool. Chloé, en cambio, mantuvo su rumbo firme con una bohemia relajada que le valió un crecimiento del 33% en búsquedas. COS, la única marca “accesible” entre las más deseadas, demostrando que el fast fashion también puede seducir cuando el diseño y la narrativa acompañan.
Y en la zona hot del ranking emergen dos nombres para seguir de cerca. Pucci, que creció un 96% en búsquedas este trimestre, está logrando volver a brillar con sus estampas psicodélicas y siluetas ajustadas. El universo visual del Pucci Girl Summer, con Hailey Bieber y Dua Lipa como embajadoras, es todo lo que el maximalismo digital necesita.
¿Qué nos espera en el Q3?
Con varios debuts creativos programados para septiembre, el próximo trimestre promete movimientos fuertes en el mapa de lo deseado. Pero si algo dejó claro este Q2 es que la moda está en fase introspectiva. El lujo se achica, sí, pero no se apaga: se vuelve más selectivo, más íntimo y, quizás, más verdadero.