En un vivo de Instagram con mucho animal print, Le Banana entrevistó al diseñador de Ushuaia, Santiago Artemis. En una charla de entrecasa, el creativo histriónico habló de la segunda temporada de su reality en Netflix y adelantó un inicio en la actuación. Además contó qué planes quedaron en pausa a causa de la pandemia y los sentimientos al volver al hogar de la infancia.
Santi, ¿con quién estás pasando la cuarentena?
Con mi madre, que vive conmigo y la hija de mi prima. Justo cayó la cuarentena y nos agarró a los tres acá. Estamos a pura nostalgia con películas de Bette Davis, Joan Crawford, que tengo un fanatismo absoluto. No soy un apasionado de la ni cocina ni de la comida gourmet, así que a eso no le doy mucha bola. Lo que sí me tiene concentrado es la moldería, que empecé a jugar de nuevo. Agarro las revistas viejas y levanto algún tipo de saco que me guste y le hago las modificaciones sobre el papel.
Justo antes del aislamiento social presentaste tu colección de invierno en Bafweek.
Si, tuvimos suerte de poder hacer uno de los últimos eventos y se vendió muy bien la colección. Todavía me hacen pedidos a distancia y, mientras dure este momento, sigo produciendo.
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¿Hay algún plan que te haya quedado algo truncado por la pandemia?
Tengo planeado hacer una gira alrededor de la Argentina y Latinoamérica dando charlas de historia de la moda. Mi idea es ir a Misiones, Mendoza, Santa Cruz, La Pampa, Córdoba y Rosario, entre otras provincias. Además, tenía un viaje a Londres a fines de marzo, y el 19 de mayo me iba a Berlín a hacer un libro de fotos, que seguramente quede postergado. Lo pienso hacer en octubre, pero todavía no sabemos si se podrá viajar para esa fecha.
¿De qué se trata el libro?
En un libro de fotos con Gastón Perello. No me convencía antes la idea de posar como figura pública mostrando mis looks, pero bueno, después del libro y la serie de Netflix ya estamos ahí.
Contame un poco cómo se fue desarrollando tu carrera en la moda.
La forma más linda de haberlo hecho fue realmente sin darle bola a nada ni a nadie. Nunca me importó la opinión del otro. Me la banqué por cómo me vestía, me colaba en fiestas de noche, y de día iba a la UBA a estudiar. Hacía sociales, básicamente. Moving your ass. No es que haya sido calculado. Fue espontáneo, pero reconozco que fue una manera exitosa de hacerlo. Siempre estuve ahí. Hace 10 años me vine a vivir a Buenos Aires a estudiar Diseño de Indumentaria en la UBA y a la par empecé a vestir mujeres. Todavía me quedan tres materias, pero no tengo tiempo para terminarlas porque mi carrera ya avanzó en otra dirección.
Hablemos de tu reality show.
La serie de Netflix tardó dos años en producirse y fue un sueño hecho realidad. Imaginate, tu propio reality con invitados como Xuxa. Fue un exitazo y me cambió la vida y la carrera. En la calle no hay odio, me aman y recibo mensajes de cómo se inspiraron en mí para su graduación, o me contaron una historia de un chico muy triste que estaba enfermo y me mandó una carta…me llegan al corazón. Lo único que puedo decir por contrato es que se viene la segunda temporada, y muy pronto.
¿Qué te dijo Xuxa cuando la conociste?
Yo la amo. Es mi ídola absoluta, y me dijo que veía en mí un artista completo. Me dijo que me haría muy bien la actuación, así que próximamente me verán en un canal de aire. Estoy estudiando teatro con Imanola y ¡es difícil! Me gusta la idea de ser anónimo ahí, bajar mil humos, e interpretar a personajes, salir del histrionismo personal.
¿La psiquiatra que aparece en pantalla es de verdad?
¡Pero claro! Estaba estresado, lloraba, no me importaba que estuviera la cámara. Hace cuatro años que voy y la adoro.
¿Fue fuerte volver a Ushuaia?
Fue fuerte volver al colegio. Era un rechazo constante, que todo el tiempo me dijeran ahí viene el puto, así que no, no voy. No vuelvo. Más allá de ser gay, era muy raro y la pasé muy mal de chico, pero ya lo depuré, lo superé. No sé si es que me hacían bullying, o qué, pero prefiero estar en Buenos Aires.
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¿A esta altura todavía sentís que se ríen de vos?
No, ahora me respetan, pero si se ríen, ya no presto atención. No entro a Twitter, no leo los comentarios de las entrevistas que me hacen, aunque sí me leo y escucho y pienso en qué tengo que mejorar. No leo a los haters. La peor de todas las críticas igual es la propia que te tira abajo. Es amental en la que uno se castiga. Hay que cambiar la actitud. Uno tiene que alabarse, ver lo positivo y rescatar las cosas buenas que hacés cada día.
Ay! Parece que estás leyendo a Louise Hay.
Totalmente. Leí “Ud. puede sanar su vida”, Gratitud, y El poder del ahora. Me cambiaron la perspectiva. Cuando nacemos, de chicos, ningún bebé se odia. Algo pasa en el camino que tiene que ver con escuchar los comentarios negativos de otros. Si naciste en una casa donde había bronca, odio, y culpas, incorporás eso. Todos somos seres magníficos, pero perdemos el brillo en el camino.