El destacado diseñador argentino conversó con Le Banana antes de desembarcar por segunda vez en NYFW. Nos cuenta los detalles de su presentación en la pasarela internacional más icónica.
Es sábado a la mañana y Benito Fernández prende el Zoom en el celular. “Empecé mi marca de alta costura en el ‘86 y Benito, que es el prêt-à-porter, en 2009”, nos cuenta mientras asegura que está tan nervioso como positivo. Titulado “Cambalache” en honor a la argentinidad, su perchero ready to wear de verano se subirá este miércoles a la pasarela virtual de la Semana de la Moda de Nueva York. Invitado por la Federación de Diseñadores Latinoamericanos, compartirá cartel con otras leyendas de la moda como Custo Barcelona y -su amiga personal- Ágatha Ruiz de la Prada.
Contanos sobre tu presentación en NYFW.
¡Qué nervios! Es súper gratificante estar porque es la que más admiro y se conecta con la realidad. Con esta pandemia que nos toca a todos y sobre todo a la industria de la indumentaria, que adoro, me moviliza mucho. Estoy ansioso, contento, positivo y acompañado por gente que quiero, como Valeria Mazza. Es una oportunidad para apoyar a una industria que está súper castigada y devolverle a Valeria todo lo que le dió a la moda como una de nuestras top models más importantes de los 90.
¿De qué se trata “Cambalache”?
Se llama así porque tiene que ver con el intercambio, el desorden, los ruidos, el tango y es una palabra súper argentina. Todos me decían “¿Cómo le vas a poner así a la colección?”, como que sonaba peyorativo. Para mí es lo contrario, la empecé haciendo con géneros viejos que tenía de stock y no tengo pudor en decirlo. Tenía que reflejar el esfuerzo y mi máxima identidad en cuanto a color, textura y fuerza. Tiene que ver con que me gusta ser argentino. La primera vez que fui a New York, en 2009, fui con “Etnia”, una cosa más latinoamericana, con texturas de México, Bolivia, Jujuy, Salta, Perú. Pero ya atravesé esa mirada, hoy necesitaba representar 100% a mi país.
Naomi Preizler nos adelantó el mes pasado que participará de tu desfile…
Traté de convocar gente que tuviera un diferenciador. Naomi, más allá de ser una belleza y una modelo exitosa, es cantante, es una mujer que tiene ideales, que lucha por sus principios, por sus derechos. Aparte de ser una buena profesional, me parece muy valioso que sume como persona: como Diego Impagliazzo en pelo, o Mercedes Ugarte con el estilismo, que me acompaña desde hace 20 años.
¿Cómo fue la dinámica del rodaje?
Fue difícil porque había que tener muchos recaudos, hacer las tomas de a una. No hicimos prueba de vestuario, evitamos al máximo los contactos. Normalmente tendría todo mucho más ajustado, pero acá pasa por otro lugar. Lo que se va a ver el miércoles tiene que ver con la energía del esfuerzo que hacemos todos, por la industria y nosotros mismos.
¿Qué expectativas tenés con semejante vidriera?
Obviamente que para mi ego es buenísimo, pero lo más importante es atravesar esta pandemia, entender que hay que estar positivos y de pie para salir de esto. No paralizarnos, quedarnos encerrados y bajoneados. También le abre las puertas al diseño latinoamericano, es importante que el mundo vea lo que estamos haciendo acá, que somos creativos, jóvenes y que somos países que necesitamos que esta industria crezca para generar fuentes de trabajo.
Martín Churba nos comentó hace poco que cree que las generaciones más jóvenes tienen que agitar más. ¿Cómo ves vos la moda argentina?
Yo creo que hay mucho diseño… lo que pasa es que hoy meterse en la moda es mucho más difícil que para nosotros, que llegamos en un momento donde no había casi nada. No creo que los chicos no agiten, sino que les cuesta más llegar y tener visibilidad. Igual las redes están ayudando, es un espacio para los microemprendimientos, para sembrar y crecer.
Contame sobre la incorporación de tus hijos al negocio, ¿qué roles desempeñan? ¿Cuál es su principal aporte?
Marina empezó hace tres años haciendo estampas, después una cápsula de niños y ahora es la que se ocupa de todo el producto. Lucas, que es músico, diseñó hace poco una cápsula sin género y hace toda la parte del e-shopping. Me pasó que había logrado tener un ADN como diseñador, que tiene que ver con el color y la estampa, pero sentía que me faltaba trascendencia. Hoy, a través de mis hijos, veo que ahí hay una luz. Tengo una muy buena relación con ellos, obvio que tenemos puntos de vista distintos, pero me cambiaron a mí y a la empresa. La marca se reinventó con la pandemia y mis dos chicos.
¿Cómo empezó tu relación con la Reina de Holanda?
Fue a través de su cuñada. Para el casamiento de Máxima, sus padres no podían ir por razones políticas, por lo cual su hermano Martín pasó a ocupar ese lugar. Quien era su mujer, Mariana Andrés, llamó a un diseñador, la atendieron mal y colgó. Entonces llamó a mi marca, yo estaba cerca del teléfono y atendí. Siempre digo que ser el número uno o el mejor no es lo importante: yo no fui la primera opción, estaba trabajando y atendí con educación.
Después de Máxima, ¿soñás con vestir a alguna otra figura?
Me encantaría a Angelina Jolie, hablando de alguien internacional no por pretencioso, sino porque a veces acá se te ofenden (risas). Más allá de su belleza, Angelina lucha por un montón de derechos que me parecen importantes. Se la puede cuestionar, pero es una mujer con fuerza, que trabaja mucho, muy solidaria y no pierde la feminidad.
Hablemos sobre tu paso por el reality “Corte y Confección”. ¿Qué te gusta de la tv?
“Corte y Confección” fue maravilloso, reivindicó el arte de la costura, acompañando y divirtiendo. Ahora todos los sábados vamos a estar con el Pelado (López) y Soledad Fandiño, haciendo un programa que tiene que ver con sacarle una sonrisa a la gente. Me encanta la tele, me gustaría hacer radio también. Me siento cómodo, sé que puedo entretener, comunicar que soy disléxico y ayudar a las madres y a los chicos a superarlo. Es un canal donde uno puede empatizar con el otro, entonces trato de devolver todo lo que me dió mi carrera en la moda.
LB Top Five
Una ciudad: Nueva York
Un ícono: Marilyn Monroe
Una peli/serie: Notting Hill
Una canción: “Plástico Verde”, de Lucas Fernández, mi hijo
Una golosina: Cualquier chocolate con pasas de uva
