A un año de la partida de la icónica leyenda que allanó el camino para tantas mujeres en el rock, repasamos los high & low en la vida de Tina Turner, tanto de su vida artística como personal.
Con una voz áspera y movimientos frenéticos sobre el escenario, Tina conquistó al mundo, transformándose en una de las divas de los 80 y 90, a la vez que popularizó las grandes pelucas, las faldas cortísimas y unas piernas infernales que llegaron a ser calificadas por Billboard como las más “kinéticas de la industria”.
Tina falleció el año pasado a los 83 años, en su casa de Kusnacht, cerca de Zúrich, Suiza, dejando detrás una gran historia de vida llena de brillo y momentos opacos, como la muerte de dos de sus cuatro hijos, y un patrimonio que asciende a US$ 250 millones, de acuerdo al sitio Celebrity Net Worth.
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Luego de una serie de problemas de salud que incluyeron hipertensión, un cáncer, un ACV e insuficiencia renal, que la llevó a someterse a un trasplante de riñón.
La artista ganadora de ocho premios Grammy y entró en el Salón de la Fama del Rock ‘n’ Roll en 2021 como solista, habiendo sido incluida por primera vez junto a Ike Turner, su primer marido, en 1991.
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Nacida en el pequeño pueblo de Nutbush, en Tennessee, el 26 de noviembre de 1939 bajo el nombre de Anna Mae Bullock, tuvo una infancia difícil y comenzó a cantar en una iglesia bautista. Turner empezó como una de las coristas de la banda de Ike, The Kings of Rhythm, y pronto se puso al frente del grupo para lanzar canciones como “Fool in Love”, o “It’s Gonna Work Out Fine”, que entraron en los charts estadounidenses a principios de los 60.
En todos esos años de pareja con Ike Turner, Tina sufría tanto de abuso emocional como físico, según ella contó en sus memorias en 2018, “My Love Story”, donde relató el trauma vivido a lo largo de su relación.
Luego de una serie de hits como “River Deep” o “Mountain High”, en 1978, Tina decidió salir de esta relación tóxica y empezar su carrera en solitario, llegando a la cima musical en 1984 con una de sus canciones brillantes, hoy un clásico, “What’s Love Got To Do With It”.
Los 80 la estaban esperando con los brazos abiertos. Reconstruyó su carrera y se convirtió en una de las mayores estrellas del pop y el rock de los 80 y 90, con éxitos como “Let’s Stay Together”, Private Dancer, I Don’t Wanna Fight y It Takes Two. También protagonizó la película de 1985 Mad Max Beyond Thunderdome, junto a Mel Gibson, en la que aparecía otro de sus éxitos, “We Don’t Need Another Hero”, más la ópera rock de 1975, “Tommy”.
Todavía resulta hipnótico ver videos de sus performances en vivo y cómo se movía sobre el escenario. Los rumores decían que la cantante tuvo sus piernas aseguradas por más de 3,2 millones de dólares, y que lo hizo cuando la marca de lencería Hanes la contrató en los 90 como embajadora de su línea de medias, sumándole a la marca ingresos por más de 20 millones. En ese momento tenía 56 años y sus piernas seguían siento tan torneadas, brutales y extáticas como el primer día.
La historia de la vida de Tina fue llevada al cine en 1993 en el film What’s Love Got To Do With It, con la actriz Angela Bassett interpretando la vida de la cantante y que le valió una nominación al Oscar. Veinticinco años más tarde, se estrenó en Londres un musical sobre su vida, que luego llegaría a Nueva York y otras ciudades del mundo. En Le Banana queremos rendirle un pequeño homenaje recordando su vida y obra, sus piernas que tenían vida propia, y esa voz tan increíble como desgarradora.
Créditos portada: Rolling Stone