“Covid, acá estamos de pie”, es el sentimiento general después de la pasada Semana de la Moda de Milán. Entre las presentaciones físicas y digitales y múltiples referencias al bel paese, en Le Banana analizamos la settimana della moda italiana en cinco tendencias, que abarcan desde las estampas con espíritu kitsch de Versace y Dolce & Gabbana, hasta el nuevo lenguaje de la fórmula Miuccia Prada-Raf Simons. Porque como dijo la editora Franca Sozzani, ser italiano es ser vibrante y colorista.
The Bra Issue
Lo determinan los vestidos tubo y baby doll de Donatella Versace y las femmes sicilianas de Domenico Dolce y Stefano Gabbana: los escotes son profundos, más a lo Sophia Loren y Monica Belucci que nunca, pero con una estética general 2000. Si asoma el bra con push up, mucho mejor para los italianos. ¿Nos acostumbraremos a esto? Los strapless de Marni y Sportmax, menos pronunciados, nos servirán a modo de transición.
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Keep the Kitch
Al igual que pasó en Londres, los estampados pisan fuerte y, aunque son parte esencial de la italianidad, significan que se recuperó la alegría que arrebató la pandemia. Comencemos por los corales, peces tropicales, caballitos y estrellas de mar que aparecen en un guiño a la colección que diseñó Gianni Versace y caminaron Naomi Campbell, Claudia Schiffer y Helena Christensenen en 1992. Ahora, el universo subacuático gobernado por La Medusa se llama Versápolis y las supermodelos son Irina Shayk, Adut Akech y Mica Argañaraz. Dolce & Gabbana tampoco innova al incluir flores, leopardo y dibujos de algún tipo de pasta, pero sí le suma fuerza a través de la técnica del patchwork, cosiendo y bordando miles de cuadrados artesanalmente, para rendir honores al fatto a mano propio de Sicilia y su mezcla de culturas árabe, española y normanda.
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Los estampados años sesenta, esta vez, son cortesía de Emilio Pucci, que bajo el sistema de diseñadores itinerantes con la diseñadora Christelle Kocher (Koché) recupera su print Canzone del Mare, inspirado en la Isla de Capri. En Philosophy, las flores irregulares conviven con manchas de pinceladas multicolor, rayas y cuadros tipo vichy. Gracias a que propone la bota de goma como calzado oficial, se convierte en una opción para la próxima edición de Glastonbury -avisenle a Alexa Chung-. Los más lúdicos son los de Verónica Etro, ex Roberto Cavalli, que imprime logotipos de las playas que visitó en sus últimas vacaciones (Ischia, Capri, Nápoles y Positano).
En clave punk, rayas, flores y frases sueltas, que piden amor, sueños y libertad, fueron pintadas a mano por Francesco Risso para Marni, como parte de la autoexpresión que caracterizó la colección, que incluyó piezas de archivo deconstruidas. Esto mientras el diseñador cumplía con la cuarentena y se quejaba porque cada vez que se asomaba para pasear a su perro, la policía lo mandaba de vuelta a casa.
Hagamos que combine
En 2021, los total looks significan ir a lo seguro. Compruebenlo en los conjuntos sastreros color celeste de Ferragamo (con aires a Bottega Veneta, por cierto), los verde menta de Hugo Boss y la sastrería liviana de Max Mara, que a pesar de aggiornarse con un par de buzos con capucha, no se apartan del camel y la monocromía. También es la regla que Fendi enseña a romper con los zapatos: de color rosa, amarillo y naranja, avivan el layering de silueta años 50 y simetría en blanco, rojo, natural y celeste plenos. Atención porque los prints también se combinan: chequeen las tres piezas de top, minifalda y camisa floreadas de Alberta Ferretti, de patchwork firmadas por D&G o las estampas con las que Raf Simons hace referencia al triángulo del logotipo Prada y lo dispersa por el cuerpo a contratono, sumando algunas flores y palabras como “balanceado”. “Es el primer ejemplo de muchas posibilidades en nuestra colaboración. Combinaciones yuxtapuestas para encontrar algo nuevo”, declara en el comunicado oficial doña Miuccia.
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El must de la transparencia
Después de Etro y Alberta Ferretti, en el antepenúltimo día de fashion week, Valentino confirma que el maxi vestido transparente es un hecho para la primavera. Más despojados e informales que los de Pierpaolo Piccioli, que no le puede escapar a la pomposidad, los de Sportmax se llevan en el día a día, largos hasta el piso, en colores neutros y con el pelo mojado, tal como si se acabara de visitar Versacepolis -dejando la extravagancia en el camino, claro-. Los vestidos y camisas translúcidos de Fendi, inspirados en la ropa de cama que tanto le gustaba coleccionar a Karl Lagerfeld, serán la opción más romántica, al menos hasta que la casa pase a manos del director de Dior Men, Mr. Kim Jones, para la próxima temporada.
Show Your Knit
El tejido llega para sumar otro tipo de texturas, empezando por todas las medias y botas caladas Fendi. El flamante dúo Prada-Simons, cuando no muestra sweaters de cuello redondo remasterizados, se anima a perforarlos (también agujereó las poleras de lycra). El resultado: la sofisticación de Prada sin la rigidez de Miuccia, más la modernidad de Raf. Tal vez preferimos usar los de Marni, en su perchero cual “feria de caridad” -en palabras de Vogue-, que desteje el escote hasta que sostenerse y pender por unos hilos, bien trash.
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