Entrevistamos a la marplatense que la rompe en la música y la actuación mientras destila consciencia social y sororidad.
Cuando iba a segundo grado de la primaria, Joaquinha Lerena dejó su Mar del Plata natal y se mudó con su mamá a Costa Rica. A los 17 años se instaló en Buenos Aires para hacerse un lugar en el freestyle, derribando las barreras de género y abriéndole camino a todas las chicas que vieron después.
Un viernes al mediodía, con tanta calidez como seguridad, la mamá de dos hijas a tiempo completo nos saluda por teléfono. Nos cuenta que tiene un disco en el horno y quiere volver a la Red Bull Batalla de los Gallos, la competencia donde en 2014 fue la primera mujer en clasificar, enfrentando a su ex novio, Papo MC, y a un sexismo superlativo que prevalecía en ese entonces. Explica que la actuación también es su vocación y, después de interpretar a Mecha, la icónica novia de Diosito en El Marginal, la veremos en la gran apuesta de HBO Max para Latinoamérica. En Le Banana conocemos a fondo a La Joaqui.
¿Qué nos podés adelantar sobre tu próximo disco?
Iba a ser un EP y lo transformamos en disco, así que van a ir más temas de los que esperábamos. Hay un mix de cosas y más colaboraciones, pero todavía no las quiero anunciar. Antes de sacarlo voy lanzar un single sorpresa, que es un género que nunca había hecho antes, lo cual me genera mucha ilusión.
¿Cómo fue colaborar con L-Gante en “Lassie”?
Nos llevamos muy bien, hablamos el mismo idioma con respecto a nuestra postura social, peleamos por las mismas causas, lo que hace que la conexión sea súper mágica y orgánica. Es muy lindo trabajar con alguien que realmente te agrada y admirás, creo que eso se súper transmite y es lo que hizo que el tema explote. Las colaboraciones siempre las hago con gente que es simbólica para mi historia, que tienen relevancia para mi corazón.
¿Es cierto que el feat. con Cazzu, “Ay Papi”, te ayudó a romper con ciertos prejuicios musicales?
Totalmente, yo venía de la cultura del freestyle, en el underground estaba muy mal visto que alguien intentara hacer cumbia o reggaetón. Y siempre había sido fanática de la cumbia, entonces cuando me junté con ella sentí la oportunidad de fusionar mi género. Cuando estás con una amiga, un poco sentís que te está cuidando la espalda y decís: “Ya fue, que digan lo que quieran”. Para ella fue igual irse de la cumbia para el trap, la han juzgado y le costó un montón romper con esa barrera, hacerle entender a la gente que la música no tiene por qué tener frontera ni género.
¿Cómo decidiste volver a la Batalla de los Gallos?
Sentía que tenía asignaturas pendientes conmigo, cuando competí era más chica y tenía otra postura ideológica con respecto a ciertas cosas que hoy me gustaría defender desde otro lado. Me parece un desafío mental poder ir y exponer mi rap sin tener que defenderme de una acotación patriarcal, que sea más una guerra de mentes. Ya mandamos el video, ahora esperamos clasificar, depende del jurado.
De 2014 a ahora, ¿es otra en ese sentido la competencia?
Obvio, antes te decían puta y ganaban. Decirte algo así ahora ya no es aceptable ante la sociedad, nos estamos deconstruyendo cada día más. Hoy se nos trata con una actitud menos sexista, partiendo de la base de que por ley tienen que poner el 30% de presencia femenina. Esta es la primera vez que siento que voy a poder pararme en un escenario de freestyle y hablar de lo que me gusta y lo que no tranquila, sin que eso me sentencie. Las cosas han cambiado, pero falta un montón todavía para que la igualdad sea total.
Le allanaste el camino a todas las chicas que vinieron después.
Fue medio complejo hacer que entendieran que una mujer quería rapear, fue ir en contra de todo. Generalmente las mujeres que querían competir, aparecían y se iban por el maltrato que recibían. Opinaban sobre tu sexualidad, tu intimidad, temas que hoy tenemos en claro que nadie tiene por qué tocarlos. Es re lindo saber que ninguna chica tiene que pagar un derecho de piso así, solamente porque tienen que estar justificando su talento con cualquier figura masculina, que en realidad a la hora de rapear es algo irrelevante.
Te vamos a ver en la serie de HBO Días de Gallos. ¿Cómo fue filmar con otros freestylers?
Trabajé con grandes amigos míos desde chica, es súper lindo reencontrarse con una evolución tan concreta y notoria. Sé cuánto se han esforzado muchos de mis compañeros de elenco, han rapeado literalmente para cambiar su vida, su destino y lo que la sociedad esperaba de ellos. Es algo que me llena de orgullo y sobre todo de emoción.
También leé: DÍAS DE GALLOS, LA SERIE DE FREESTYLE ARGENTINO BY HBO MAX!
¿Cómo llevás tu carrera de actuación? ¿Le das prioridad a la música?
Me tomo ambas cosas con la misma seriedad. Me encanta todo el mambo actoral, antes no había incursionado tanto, pero hoy en día le doy mucha cabida. Miro videos para aprender, estoy muy copada con la actuación de método, que significa encarnar el personaje mucho antes de crearlo, darle un guiño, un peinado característico. Cuando uno le da esa personalidad propia, el personaje empieza a fluir desde otro lado, como hice con Mecha en El Marginal, que le puse trenzas.
¿Te divierte la moda, lookearte para una presentación?
Me encanta, me gusta diseñar lo que voy a usar y que me lo confeccionen. Siempre voy variando acorde al estilo que quiero crear para una ocasión. Para los videoclips lo dejo en la gente de arte, que sabe cómo se va a ver cada cosa con la iluminación y demás. Es un trabajo en equipo, porque no es sólo La Joaqui, sino que son mis bailarinas, mi manager, mis productores, mis sonidistas, mi banda. El proyecto es de todos, le dedicamos mucho amor y somos como una familia.
¿Cómo te llegó la propuesta para interpretar a Mecha?
Me llamó Sebastián Ortega para invitarme al casting directamente. Me dijo que Adrián Caetano, que es un director que admiro mucho, se había inspirado en un personaje conmigo, con mis canciones y mis videos. Yo ya había actuado para publicidades y esa clase de cosas, pero ese fue mi debut con un personaje grande en una serie. Y fue darle la personalidad que tal vez me reprimo continuamente.
¿Por qué te reprimís?
Porque como mujer, como está el mundo, no te vas a poner un short con la mitad del culo afuera porque te pueden matar, violar, te van a juzgar. En este país sigue siendo un tabú la libertad de expresión de una mujer. Y Mecha era todo eso: arrebatada, provocativa, coqueta, esas características que a veces las mujeres nos reprimimos por miedo a lo que pueda pasar y a qué dirán.
Estamos programados con un montón de mandatos. ¿Un poco rompés con eso en la colaboración con Mechi Pieretti y Cazzu, “Solita”?
Ese es el perfecto ejemplo, fue un desafío para mí hablar de una canción sobre la masturbación femenina y ahí es donde me di cuenta que por más feminista que uno sea, siempre tiene cosas adentro que le cuesta todavía sanar. Estuvo bueno porque es algo que yo no tenía totalmente trabajado en mí. De la boca para afuera es muy fácil predicar, pero a veces uno en un punto sigue ligado a esos patrones de conducta que nos limitan.
¿Cómo vivís el feminismo?
El feminismo lo descubrí a través de mi propia historia. Cuando la vida me presentó en la posición de estar en un vínculo violento, no poder salir y sentirme avergonzada, ahí di el paso de volverme realmente feminista y entender que estaba muy poco desconstruída para creer que era normal que un hombre me tratara así, entre otras cosas. También, darme cuenta lo poco que yo había respetado el sufrimiento de otras mujeres a las que no había comprendido. Me faltaba un montón de empatía y sororidad.
Tengo entendido que Cazzu te ayudó bastante en esa época.
Ella fue quien me incitó a volver con la música cuando yo veía que había arruinado mi carrera. También fue ella quien notó que algo andaba mal. Fue tanta su insistencia en saber qué me pasaba que tuve la confianza para exteriorizarlo sin sentirme juzgada. Mi familia estaba y le importaba, pero la realidad es que cuando vivís una situación así de violencia, te sentís avergonzada. Son situaciones a las que la vida te pone para caer y levantarte incluso más alto. Al principio parecía imposible, remaba en dulce de leche, pero de a poquito empecé a ver el fruto del esfuerzo y de hecho ahora estoy más arriba que cuando me caí. Muy loco. Hasta pienso que me jugó a favor el destino, porque si yo seguía haciendo música como desde hace 10 años, la gente ya se habría aburrido de mí. Me dió el lugar a repensarme como artista, a reinventar mis ideologías.
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Respecto al feminismo y lo que conversamos, ¿qué te gusta transmitirle o enseñarle a tus hijas?
Lo primero que quiero que sepan es que tienen que hacer lo que las haga felices. Yo, por preocuparme tanto de lo que opinaba el resto, perdí tiempo en mi carrera y hubo logros que no disfruté. Lo principal es no burlarse ni tratar mal a alguien, porque nadie es menos ni más que nadie, y después tratar de vivir como uno lo sienta, no limitarse al qué dirán.
Lo social también está muy presente en tu música.
Siempre trato de hacer foco en las desigualdades sociales, incluso más que en las de género, porque me genera tal vez más empatía por las cosas que he visto. Las jerarquías de poder social son lo peor que hay. Acá, a veces por tener una dirección en un documento no te dan un trabajo, y tal vez sos mucho más trabajador que el que vive en Palermo. También está la influencia de mi abuela, que fue torturada por militares en la época de dictadura por ir a las huelgas de hambre; ella me transmitió sus valores sociales, su ideologías políticas y se lo agradezco mucho.
LB TOP FIVE
Una ciudad: Medellín
Una canción: “A mi papá” de Tego Calderón
Una serie/película: Rechazados del diablo, dirigida por el cantante de rock Rob Zombie
Un perfume: Angel de Thierry Mugler
Una golosina: Gomitas ácidas
