Entrevistamos a uno de los fundadores de la etiqueta de lujo sustentable de Bolivia, que colabora con artesanos en la creación de prendas con un sentido patrimonial. Además, impulsó una comunidad para los diseñadores y autores de la región.
Juan Carlos Pereira es orfebre, comunicador y diseñador de La Paz, Bolivia. En Santa Cruz de la Sierra conoció a Andrés Jordan, comunicador y diseñador y juntos crearon Juan de la Paz, la marca que comenzó como un emprendimiento de joyería, en 2009, y luego continuó con el desarrollo de una línea de tejido de punto de fibras naturales, bajo criterios de comercio justo. Desde entonces, experimentan diferentes formas de abordar un producto de lujo sustentable. “El nombre tiene que ver con señalar el origen, darle un sentido geográfico para abordar la intención de lo andino y atemporal. Y, como yo soy Juan y vivía en La Paz, tenía mucho sentido”, se ríe el entrevistado, una de las dos partes de este tándem creativo.
Alpaca, baby alpaca, algodones orgánicos y vicuña son algunas de las fibras exclusivas que se encuentran en sus hilados. Participantes de las últimas ediciones de Mercedes Benz Fashion Week Russia, también hacen supra reciclaje de mantas de cholitas, vestimenta tradicional y emblema cultural del país. “A nosotros, por un lado, nos preocupan los daños por el calentamiento global. Por el otro, continuar los saberes artesanales, que se estaban perdiendo mucho”, resume Juan. Como escribió Edward Enniful en la edición de diciembre de 2021 de British Vogue, donde forman parte de un editorial sobre marcas globales que unen moda y sustentabilidad, su trabajo está unido por la alegría, la esperanza y una sensibilidad que todos haríamos bien en abrazar al contemplar los próximos meses.
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¿Con qué desafíos se enfrentaron al emprender?
Al estar en un país que no tiene tanta trayectoria en moda, faltaban ciertas instituciones que acompañaran o resguardaran eso. Por eso creamos la plataforma de Diseño y Autores de Bolivia. Con el tiempo aparecieron oportunidades que necesitaban un contexto y lo creamos desde DAB. Por ejemplo, los medios de prensa internacional venían a conocer a nuestra marca, pero también había otros diseñadores y una cultura por descubrir. Así empezamos a abrir un diálogo de diseño, moda, cultura y sustentabilidad. De alguna manera, le da una imagen y una identidad positiva a Bolivia.
¿Qué tipo de iniciativas tienen desde DAB?
Antes de la pandemia, hacíamos un desfile al año. Venía una misión de prensa especializada, un país latinoamericano invitado y durante una semana tenían una experiencia increíble y súper curada dentro de Bolivia, siempre diferente y en destinos muy buscados. También en 2019 hicimos los primeros Premios Nacionales de Diseño, nos contactó el Gobierno para que los gestionemos porque Bolivia no tenía. Armamos un proyecto con Vogue México y Latinoamérica para que sean los premios Vogue-DAB para el diseño de moda en Bolivia. Ya entregamos 11 premios a autores bolivianos de indumentaria y audiovisual. Y ahora estamos haciendo desfiles de edición digital, que nos han permitido ampliar a más diseñadores latinoamericanos. Han participado Perú, Uruguay, Ecuador, de Argentina nuestros primeros invitados fueron los Boerr Yarde Buller, Lucía Chaín, que se presentó dos o tres veces, y después Juliana García Bello, De Crisci.
¿A qué diseñadores de Argentina con un perfil sustentable siguen?
Hay un montón de queridos amigos, colegas y talentos como Lucía Chaín, Juliana García Bello, Nous Etudions, con quienes hemos compartido varios eventos. Somos amigos de Martín Churba, las cosas que se hacen en Tramando son de impacto positivo, si no, no duraría tanto tiempo como marca. También amamos Kostüme. En particular con el diseño en Argentina son súper capos, siempre tienen nuestra admiración.
¿En qué están trabajando actualmente?
Nosotros hacemos una colección por año y, a fin de año, se volvió habitual una cápsula de upcycling. Este año trabajamos con una comunidad artesana que se llama kallawayas y es súper novedoso para nosotros, porque su saber textil es milenario. Desarrollamos una ruana y otros productos hechos 100% ahí, desde la crianza del animal, la esquila, todo como se hacía hace miles de años. Ellos ya no lo estaban haciendo, habían incorporado materiales sintéticos, así que planteamos este desafío y fue increíble. También retomamos el tema del supra reciclaje de las mantas de cholita y estamos trabajando con un proyecto de mujeres artesanas del Perú que hacen un tejido de alpaca con teñido natural. Así vamos completando la colección, con diferentes manifestaciones sustentables.
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¿Qué otros aspectos hacen sustentable a Juan de la Paz?
Trabajamos sólo por pedido, que es una decisión un poco riesgosa para un diseñador, pero no especulamos con la producción. Nuestros diseños son complejos de desarrollar, entonces tienen un valor heredable que creemos que pueden completar el guardarropa de cualquier mujer global con sentido patrimonial. No debe haber nada comparable en el mundo con una capa tejida de alpaca en los Andes por cómo te abriga, te sienta y se siente. También, al ser tejido, tenemos cero desperdicio. Compramos merma ajena, la volvemos a hilar y armamos prendas nuevas con el stock muerto de otros talleres. Este año vamos a sacar unas ruanas hechas en base a hilados sobrantes de un proyecto de juguetes tejidos. Otra cuestión es el comercio justo. El impacto social positivo es un tema sensible que cuidamos mucho. Buscamos que los talleres con los que trabajamos tengan proyectos sólidos, interesantes, pero que también puedan garantizar y certificar buenas prácticas, y además colaboramos en el desarrollo de diseños para sus propias producciones.
¿Cuáles son sus proyectos para este año?
Este año vamos a seguir con la ropa digital, que es algo que empezamos a hacer en la pandemia, llevamos tres colecciones digitalizadas con avatars y aplicaciones. Le vemos realmente un buen futuro, para una marca sustentable como la nuestra, nos parece super interesante. Desde DAB queremos dar un push con tecnología y cosas que ya hemos estado haciendo de realidad aumentada, pero ahora vamos a ir un poco más allá. Tenemos una agenda súper prometedora, y queremos volver a los viajes de prensa. Pinta como un año movido.
LB Top 5
Una ciudad: La Paz, Bolivia
Un ícono: Marina Núñez del Prado, escultora boliviana
Una serie: RuPaul’s Drag Race
Un perfume: Berlín, de Frau Tonis
Una golosina: Candy Corn
