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GABRIELA HEARST: LA CREADORA DEL MOMENTO DE SANGRE LATINA

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Por Sole Ainesa

Desde la realeza británica hasta Oprah Winfrey usan los diseños y accesorios de la ex modelo uruguaya, que agota sus icónicos bolsos en las mejores tiendas de lujo y llena las listas de espera.

Gabriela Perezutti se fue hace 20 años de su Uruguay natal y escapó del mandato familiar ganadero para probar suerte como modelo, en Nueva York. Allí decidió quedarse y, media década después, lanzó su marca Candela, que unía la estética campestre con la vida cosmopolita que adquirió de los años que vivió entre Francia y Estados Unidos. Fue su etiqueta quien la acercó a John Augustine Hearst, su actual pareja y administrador de la Hearst Corporation, una de los empresas de medios más importante del mundo, quien invirtió en su empresa. Juntos, y con una visión más sólida de la industria y los negocio, crearon la etiqueta homónima en el 2013 que ahora vende en 75 tiendas alrededor del mundo.

¿Cómo definirías a la marca?

Es una etiqueta muy comprometida con la calidad. En tiempos de fast fashion, invertimos en materiales que mucha gente dejó de usar; materiales de lujo como cashmere o seda. Mi jefa de ventas a veces me quiere matar por los precios finales de los productos, pero después ves la seda de las faldas y entendés el por qué. Por eso, pensamos mucho en diseños atemporales que no pasen de moda y sean piezas de inversión. Yo siempre ando vestida con cinco colecciones distintas de mi marca que sobreviven el paso del tiempo y entre ellas crean un guardarropas. Eso es lo que me motiva, crear un producto que no es puro marketing sino que el foco está puesto en la excelencia.

Kuba Dabrowski/WWD

¿Cómo estás viviendo todo este crecimiento repentino?

Todavía no me conecto tanto con el éxito de la marca y mis amigas me dicen que tengo que parar un poco a mirar lo hecho y disfrutar un poco. Estoy tanto tiempo trabajando que no tengo ni un segundo de asimilar todo lo que sucede. Siempre hay un proyecto nuevo: abrimos una tienda nueva acá, un showroom en París, siempre estás haciendo cosas y cada logro te pone feliz y me dejo estar en ese estado un día y al siguiente, ya enfoco de nuevo la cabeza para seguir para adelante.

¿Cuánto te involucrás en el diseño?

No solo en el diseño, en todo. Es bastante duro pero si fuese solo el diseño y no tanto en el negocio no se si me divertiría tanto. Ahora contratamos un CEO de todas formas para poder ejecutar las mejores decisiones para la marca porque todavía siento que estamos lejos de donde quiero estar. Me gusta estar involucrada tanto en el negocio como en el diseño, pero sí tengo que estar cerca del producto porque es el rey del emprendimiento y para eso hay que estar en los detalles .

¿Dónde se fabrican tus productos y cuáles son los más vendidos?

La mayor parte de la colección se produce en Italia: el ready-to-wear, el tejido de punto, el calzado y las carteras. Ahora empezamos a desarrollar joyas, pero las estrellas siguen siendo las carteras, en especial los modelos Nina (llamada así por Nina Simone, inspirada en las esculturas de Botero), Demi y Diana. Cada cartera tarda un año en desarrollarse y ese tiempo es una de las claves del éxito.

En Net-a-porter tu colección de carteras se agotó al toque ¿Te esperabas eso?

No, no me lo esperaba, pero lo que me puso más contenta de esas ventas fue que era primera vez que lo hicimos y tuvo un fin solidario. Estoy muy preocupada por la industria de la moda y lo poco sustentable que es. Nadie habla de las sequías y la pobreza de África y me interioricé un poco, viajé para ver de qué se trataba, porque nadie habla de eso en Estados Unidos. Quería ver qué mundo le estamos dejando a nuestros hijos. Después de ese viaje quedé impactada y llamamos a Bergdorf & Goodman y a Net-a-Porter para generar una campaña y que ellos pudieran vender nuestras carteras para recaudar US$ 600.000 para más de mil familias africanas y los conseguimos en tres días. Habiendo crecido en el campo en Uruguay sabés lo que significa una sequía para vos y tu familia y si bien hay millones de gente necesitada.

¿Seguís todavía con Candela?

Al principio lo hacíamos en simultáneo, pero lo pusimos en stand by, porque como esto empezó a crecer tan rápido, toda la estructura de la empresa migró hacia este nuevo proyecto. De vez en cuando hay clientes o tiendas de hace muchos años que nos piden y les hacemos productos en exclusiva y pocas cosas

¿Cómo es el negocio de la indumentaria en Nueva York?

Extremadamente competitivo, pero gracias a mi marca anterior Candela, sé muy bien lo que manda: entregar a tiempo, cumplir con las tiendas departamentales. Tengo un poco más de experiencia y confianza en la visión y en mí misma y eso me ha dado la certeza del camino que tengo que tomar.

¿Ya habías hecho trabajo filantrópico?

Si, pero no estaba tan involucrada como ahora. Después de esa campaña, la fundación Save the children me pidió que formara parte del directorio y ahora estamos trabajando en un proyecto para sus 100 años. Eso encapsula todo lo que me gusta hacer. Me siento muy afortunada de poder vivir de lo que amo y pienso mucho en el futuro.

Oprah usó tu diseño Demi en el casamiento de Meghan y Harry, en Londres. ¿Qué sentiste cuando viste las fotos de ella con la cartera?

Estuvo buenísimo. Alguien me lo describió como “la mujer más influyente de Estados Unidos, en el casamiento más importante del año”. Ella es muy cool y compra bastante en nuestra marca, no es que le regalamos producto a las celebrities, y yo no sabía que la iba a usar en esa ocasión, así que fue una sorpresa muy grande y grata.

Me imagino, como la nominación para los CFDA Awards…

Si, eso fue una gran motivación para nuestro equipo de diseño también. El año pasado estuvimos nominados en la categoría de diseño emergente y, este año, junto a diseñadores como Marc Jacobs y Raf Simons que para nosotros son nuestros ídolos, así que estábamos muy entusiasmados. Igual, es un entusiasmo que nos dura un día y después hay que seguir trabajando para seguir creciendo mucho.

¿A quién te gustaría vestir que todavía no lo hayas hecho?    

En el mundo de la política de Estados Unidos. Pero hay muchos que no quieren estar asociados con marcas. Me gusta vestir a mujeres que son emprendedoras, que usan su capacidad e inteligencia para hacer el bien y por suerte son bastantes.

¿Cómo vivís vos el feminismo y cómo se vive acá en Nueva York?

Pasó algo muy loco con Trump que con sus declaraciones como cuando dijo lo de “grab them by their pussies” hizo enojar a muchas mujeres y una mujer enojada es igual en todo el mundo. Gracias a eso, se sumaron muchas más representantes estos años que en toda la historia de la política estadounidense. Ahora son 100 representantes y casi 50 senadoras, así que es como el yin y el yang. Somos muy creativas, sociales, intuitivas y con capacidad para la política y rescato este despertar de la mujer como ser político.

¿Vos vas a las marchas?

Claro, es muy lindo ser protagonista de lo que sucede colectivamente y llevo a mis hijas también. A la Women´s March fuimos con mis hijas, mi mamá y mi marido. Te sentís parte del progreso, de la historia y es la mejor forma de enseñarle a la nueva generación.

¿Cómo hacés para combinar la vida social neoyorkina con los ritmos de la industria de la moda y la vida familiar?

Y… es difícil. Tenés que hacerte de tiempos para la familia que sean de calidad. Yo llevo a mis hijos todos los días al colegio y mi marido me ayuda un montón. No puedo decirle que sí a todo, por eso casi no voy a eventos sociales, a no ser que sea muy importante. Por suerte esta es una empresa familiar y John Augustine es el chairman y el cofundador de la marca. Así como yo me crié en el campo, él lo hizo en los negocios y es muy creativo para desarrollar estrategias de marketing.

Tu vida está llena de contrastes. De repente estás subida a un caballo en un campo uruguayo y después, por las pasarelas más importantes del mundo llevando adelante una de las marcas más exitosas del momento.

Si, pero son esos contrastes los que me llevan a lograr el equilibrio. Por un lado, mi padre y mi madre, que son fanáticos del campo, no soportan vivir más de una semana en la ciudad; imaginate que el sueño de mi mamá era no ir al colegio y andar en caballo todo el día. Cuando te criás toda la vida entre más animales que personas desarrollás un gran poder de imaginación y te da hambre de ciudad, te dan ganas de hacer cosas. Yo me crié sin televisión y esa libertad que tengo tanto en la ciudad como en el campo me da la cintura para poder sentirme cómoda tanto en Tokyo, como en París, Nueva York o en el medio de las llanuras en Uruguay.

¿Además de todo lo que hacés seguis trabajando en el campo, no?

Si, cuando falleció mi padre heredé sus tierras y por suerte tengo una persona a cargo que trabajó con él toda su vida, así que es como una extensión suya y a la vez como un hermano. Antes iba mucho más seguido, pero con el éxito de la marca no puedo tomarme tantas vacaciones.

¿Cómo te llevás con las redes sociales?

Me gustan, pero borré todas las redes de mi teléfono porque me encantan las imágenes y siento que Instagram es un exceso de fotos y a veces se junta mucha porquería también y me hace perder tiempo. Tengo una persona con la que veo las fotos que irán a la cuenta de Instagram de la marca y desde allí sigo un par de cuentas que me inspiran, como la del Museo del Prado, la del Financial Times, Bussiness of Fashion, Women´s Wear Daily.

¿Nuevos proyectos?

Abrir una tienda en Londres y Hong Kong, estamos en eso.

Le Banana Top 5 by Gabriela Hearst

Una ciudad: Madrid. Me encanta que es una ciudad que estás a 20 minutos del aeropuerto, me encanta su arte, Salamanca, todo.

Una canción: Breaking Bad, de Leiva.

Una serie: Patrick Melrose, con Benedict Cumberbatch.

Un perfume: L´eau d´hiver, de Frederic Malle.

Una golosina: Chocolate con sal.

Enjoy!

Special Thanks to Paola Provato.

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