Por Pamela Aguirre Leonetti
Entrar en el mundo Kosice es abrir la puerta del futuro, aunque sus obras hayan sido realizadas en el pasado.
Gyula era utópico e inquieto; un creador de ideas que marcaban tendencia. Y eso se ve, se siente y se vive en la muestra en su honor que organizó el Museo Nacional de Bellas Artes con la curaduría de Rodrigo Alonso.
Las hidroesculturas, las obras de gas de neón –elemento que Kosice introdujo por primera vez en la escena artística–,el sonido del agua que corre, las luces, el arte cinético y los colores vivos en constante movimiento hacen que el espectador se abstraiga y entre en un mundo de fantasía e imaginación.
Cada una de las 20 obras de la exhibición está dotada de una realidad en sí misma y todas reflejan la experimentación y el vanguardismo característicos de este artista checo-argentino. Innovación que se multiplica en los prototipos de su idea más ambiciosa, “Ciudad Hidroespacial”: la proyección de una ciudad suspendida en el espacio por la energía del agua.
Alguna vez, Kosice escribió: “Lo que querría ser: caminar sobre el filo del siglo y seguir siendo una empresa constructora de futuro”. Sin dudas lo logró con creces.
Enjoy!