En Le Banana fuimos a ver Barbie para contarles qué nos pareció la película con la mejor estrategia de marketing y que promete romper todos los récords de recaudación.
La realizadora de films indie como Lady Bird (2017) y Mujercitas (2019) incursiona esta vez en el cine mainstream con Barbie, su tercera película en solitario y con una bomba cinematográfica. No, no es una referencia a Oppenheimer: Barbie que promete ser una de las películas más taquilleras del año y su realización costó 145 millones de dólares. Se espera que recaude entre 90 y 140 millones en sus primeros tres días, tan solo en los cines norteamericanos, donde se proyectará en 4.200 salas. De este lado del hemisferio también tendrá sus récords de proyecciones. Todos los cines de la Argentina se tiñen de rosa a partir del 20 de julio y, tan solo para dar dos ejemplos, el cine Dot Baires tendrá 20 proyecciones diarias y el Hoyts Unicenter, 27 proyecciones diarias en la primera semana desde su lanzamiento, que coincide con el inicio de las vacaciones de invierno.
America Ferrera, Ariana Greenblatt, Kate McKinnon, Issa Rae, Will Ferrell, Michael Cera, Simu Liu, Kingsley Ben-Adir, John Cena, Dua Lipa, Rhea Perlman y Helen Mirren (narradora). Guión: Greta Gerwig y Noah Baumbach. Música: Mark Ronson y Andrew Wyatt.
Barbie es una película satírica dispuesta a generar conversación y que abraza las contradicciones que encierra hacer una película de una muñeca hegemónica, de un estereotipo imposible, bajo una mirada femenina y a la vez feminista. Esa muñeca, que fue creada en 1969 por Ruth Handler, en Mattel, para destronar a las muñecas bebés por otra adulta, rubia, delgada y un poco erótica, también cambió el vínculo del juego de las niñas. De jugar a ser madres, pasaron a fantasear cómo sería la vida de estas chicas perfectas con ojos enormes, pelo brillante, pechos turgentes y sonrisas de brillo enceguecedor.
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Greta Gerwig y su pareja, Noah Baumbach, como co guionista, toman todos esos giros de la historia del juguete femenino más famoso del mundo lo meten en una licuadora rosa para parodiar el objeto de deseo, de hipersexualización, de cosificación femenina y uber consumismo, con un elenco impecable en donde Margot Robbie y Ryan Gosling se destacan retratando a una muñeca confundida por nuevos pensamientos de su propia muerte y la aparición de celulitis y pie plano.
No sólo la muñeca está confundida en Barbieland, sino que emprende el viaje al Mundo Real y se encuentra con que su antigua dueña, Sasha (Ariana Greenblatt), una millennial latina y enojada, la odia y la considera una fascista. Ken aporta un nuevo episodio de confusión al acompañarla al Mundo Real y encontrarse de frente con el patriarcado, los caballos, el machismo y la misoginia, y tratará de imponerse luego en Barbieland, bajo códigos de cowboys y estereotipos à la Silvester Stallone.
Además de un vestuario exquisito, una dirección de arte carísima, a cargo de Sarah Greenwood (Orgullo y prejuicio, Anna Karenina, La Bella y la Bestia), la película retrata muy bien las modas, modos y modismos del uso común de las niñas de todas las generaciones posibles con sus esbeltas muñecas: los cortes de pelo insólitos, el maquillaje improvisado con marcadores y las aperturas de piernas frontales que quién no le ha practicado a sus muñecas, todo personificado en la Barbie Rara, en la piel de la muy increíble Kate McKinnon. Aquí, todo eso se vuelve parte de la narrativa de Gerwig, que logra encajarlo de alguna forma en la historia, más la relación de Ken con su propia autoestima y fragilidad masculina, en un escenario en el que su rol es estar disponible para Barbie.
according to costume designer jacqueline durran #Barbie ’s closet mostly consists of chanel couture archives — mainly 1980s pieces, here’s a thread of everything in her closet & all the looks margot robbie wore pic.twitter.com/K5gwuw27mh
— it girl (@modelsdiaryy) July 21, 2023
@luislambertfx La #barbiemas extraña de la #pelicula #curiosidades ♬ sonido original – Luis Lambert
Las referencias, por otro lado, son muchas y operan en cada plano posible. A nivel estético, de guión, de marco teórico, o musical. Desde la introducción de la historia de la muñeca, en clave 2001: Odisea en el Espacio, hasta el feeling de Los paraguas de Cherburgo o Cantando bajo la Lluvia; las oficinas de Mattel diseñadas en modo Playtime, o Barbie teniendo que emprender el viaje de la heroína hacia el Mundo Real, como una Dorothy Gale, en El Mago de Oz, para lograr acomodar aquello que generó el glitch en su mundo de perfección. Greta Gerwig juega con su repertorio de films favoritos, un poco como lo que Quentin Tarantino hizo en su última película, Once Upon a Time in Hollywood, homenajeando su colorimetría favorita, los recursos de imagen, diseño, fotografía y magia. Por que eso es el cine, y Barbie, una cuota de magia y juego de un par de horas de duración.
Otra de las oportunidades perdidas de hacer el chiste o la referencia -que estaba regalado– era la inclusión de las “Sherbet Homes” (la casa negra y rosa sobre Palisades Beach Road, en Santa Mónica, California), por donde Ken y Barbie patinan vestidos de lycra ochentosa y multicolor, y que son tan usadas para ilustrar memes, y que nos viene tan a la mano para hablar del estreno a la par de Oppenheimer y Barbie.
who’s house are you seshing at?#Oppenheimer #Barbie pic.twitter.com/QPcfsMOabl
— holymountaincannabis (@holymtncannabis) July 21, 2023
Pero lo más hermoso de la historia, y creo que lo más emotivo, es el vínculo que plantea, de cada muñeca con su propia dueña, y que podría haber sido profundizado mucho más. Una especie de Gal Toy Story en versión rosa chicle y cómo esta provoca una crisis existencial y física a ambos lados del universo, tanto en Barbieland como en el mundo real. Hay algo en la historia que plasma, a través de las Barbies, cómo una misma se imaginaba que iba a ser su propia adultez. La construcción de los sueños y de una realidad propia. Entonces hoy, al mirar la mirada feminista que propone Gerwig es imposible no conectar, aún con una muñeca estereotipada, con la fantasía del deseo propio de cuando una era chica y ahora, bajo el espejo de la nostalgia.