Conversamos con la marca florentina sobre los diseños más disruptivos y la resignificación de telas de lujo de descarte.
Impulsar la producción y diseño conscientes mediante piezas hiperrealistas era el objetivo de Linda y Adam Friberg, el dúo creativo de Suecia que en 2017 fundó Avavav en Italia. Para esta firma emergente y sostenible, el lema “acá todo puede pasar” se materializa a través de lo que para otras marcas es basura. El resultado: colores brillantes, prints icónicos, una espectacular sastrería con silueta de reloj de arena y, para coronar, botas de cuatro dedos hechas con tela y látex, lo más revolucionario que hayan presenciado las redes sociales en el último tiempo. “Le pedimos a nuestros colegas de la moda, especialmente a los del norte de Italia, que nos avisaran antes de llenar el siguiente contenedor”, dicen desde su headquarter en Florencia. Esperamos que su vecino Alessandro Michele esté leyendo esto.
Avavav x F*ndi x B*rberry x J*cquemus es su segunda y más reciente colección. Como su nombre lo indica, el tartán más british de todos, así como el estampado de las letras “F” se destacan en el universo del patchwork. Pero no hizo falta pedirle permiso a esas firmas para hacerse con sus descartes textiles. El equipo se dirigió directamente a los contenedores de basura y a los depósitos de material muerto de la ciudad italiana, donde se concentra parte de esas producciones. “Al ver esas telas, sentí la necesidad de incluirlas en nuestro lanzamiento. Tenía todos estos géneros de marca registrada de las casas más lujosas de la industria en juego”, cuenta Beate Karlsson, su actual directora creativa, y destaca: “Sobre todo porque creo que surge la pregunta de qué pasaría con ellos si no se nos permitiera usarlos”.
¿Y si eso ocurre? ¿Si quieren demandarlos? Su respuesta es que simplemente no pueden pagarlo. Igualmente, las etiquetas describen el ADN de cada pieza: un par de zapatos, por ejemplo, es 33% Burberry, 33% Jacquemus y 100% Avavav. Karlsson, quien por cierto, también es diseñadora en Pyer Moss, le cuenta más a Le Banana sobre esta power label imparable.
Utilizan telas icónicas que representan otras marcas. ¿Cómo perciben los clientes este nuevo producto?
En general, ha sido muy bien recibido. Nuestros clientes aprecian el concepto de usar telas sobrantes de marcas.
Las etiquetas indican “100% Avavav”, ¿cómo se definen a ustedes mismos?
Nos definimos como una casa creativa de juegos que valora una actitud donde “acá todo puede pasar”.
Respecto a posibles problemas legales, ustedes declaran: “Demándennos, pero no podemos pagarlo”, ¿los contactaron desde alguna de las grandes firmas?
No, aún no nos han contactado, pero no será la última vez que vean material muerto de marca en nuestras colecciones, ¡así que siempre hay futuro!
¿Cómo surgieron las botas de cuatro dedos?
Las botas son una extensión de The Claw, un zapato con forma de mano agrandada que creé hace unos años. La deformación de las formas, en este caso de una mano, me inspira para romper con nuestras asociaciones de la fuente original.
¿Cuáles son sus influencias a la hora de diseñar?
Como diseñadora, siento que mi tarea más importante es proporcionar una perspectiva nueva o de alguna manera mejor, por lo que trato de alejarme de mis asociaciones para crear algo digno de mención. Dicho esto, no es donde siempre termino, pero quiero seguir luchando por la alteridad ya que creo que crea un trabajo más interesante. Aunque no siempre es sencillo, especialmente considerando el ritmo universal contemporáneo, considero que el intento de crear algo diferente es lo más sustancial en un proceso creativo.
A través del patchwork utilizas telas que iban a ser descartadas. ¿Qué otros aspectos sostenibles hay en el proceso de fabricación?
Siempre estamos trabajando con nuestro método para ser sostenibles, pero en este momento la parte más sustancial de nuestro proceso, además de usar tejido sobrante, es que producimos todo localmente y que hacemos cantidades muy pequeñas.
¿Conocés marcas o diseñadores latinoamericanos?
¡No tantos como me gustaría conocer! En los que pienso ahora son Carolina Herrera y Barragán.
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