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Ghesquière en Aviñón: Louis Vuitton presentó su Crucero 2026

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Por Juana Dufour

Cuando Nicolas Ghesquière elige locación, no está armando un desfile: está dirigiendo una escena. Y para la colección Cruise 2026, el setting fue tan imponente como inesperado: el mítico Cour d’Honneur del Palacio de los Papas, en Aviñón. Gótico, dramático, legendario. Perfect match.

 

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Teatro medieval + mood futurista

Louis Vuitton no hizo un fashion show. Hizo una performance histórica. En plena piedra medieval, el runway se llenó de heroínas caballerescas, glam queens y armaduras de lujo. Chainmail, botas de montar, solapas oversize y texturas que mezclan barroco, sci-fi y vibra rockera.

Siluetas mini, capas cropped y vestidos que parecen salidos de un cuento reversionado por una banda de synth-pop. Juana de Arco meets Janis Joplin, Excalibur meets Bowie. El contraste fue el lenguaje. Y funcionó.

 

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Es Devlin + dirección invertida

La escenografía fue un statement: gradas vacías, público en el escenario. ¿El mensaje? El show se ve desde adentro. Una mirada performática que rompió el molde y convirtió la pasarela en una obra de arte en tiempo real. Ghesquière no dejó nada librado al azar. Desde los accesorios hasta la música (sí, sonó “Excalibur” de William Sheller), cada detalle fue curado como si se tratara de un fashion film.

Craft, cultura pop y glow

Los looks parecían sacados de un fashion archive del futuro. Cuero trabajado como si fuera vitral, tejidos metálicos, mirror details en zapatos que podrían estar en una expo de diseño. Y sí, también hubo guiños a los clásicos trunks de la maison, reversionados con twist contemporáneo.

El cierre trajo una joyita: bolsos de madera diseñados por el artista emergente Thomas Roger (un shoutout directo a la artesanía joven)

Final scene: ovación total

Entre los invitados, Felix de Stray Kids, Brigitte Macron y Emma Stone aplaudiendo de pie. Y no es para menos. Ghesquière transformó un desfile en un moodboard vivo de historia, arte y futuro.

 

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