Por Catalina Greloni
Parecía el Jardín de las Delicias de El Bosco, pero en formato comestible y porteño: torres de aceitunas sobre un fuentón orgánico en color crudo desde donde brotaban marimonias. Puerros brillantes expuestos sobre papeles nítidos, listos para picar, junto a dos cuencos con ricotas frescas. Una fuente elevada llena de grisines larguísimos y una bandeja enorme y plana con topinambur, hongos y otros tubérculos enterrados en una pila de arena comestible y crocante, y pequeños candelabros con forma de globos desinflados y bowls de líneas orgánicas, donde todo, todo me recuerda a la arquitectura de Jacques Couëlle.
Esta semana, Olivia Saal presentó en su home studio la primera colección en conjunto con Communal, la marca de piezas únicas hechas a mano en cerámica de Agustina Fernández, en un banquete visual organizado para homenajear a los amigos. “Las piezas que hoy están expuestas y donde servimos la comida son la versión XL de las que hicimos con Agus y que están a la venta en el local”, me comentó Olivia Saal, creadora de Oli Café, al llegar el lunes a la noche a su casa. También comanda Oli Estudio, un servicio de catering sensorial donde la gastronomía y la experiencia se mezclan con las artes aplicadas y el arte de agasajar.
Olivia y Agus, de Communal, ponen a la vajilla en primer plano como elemento cotidiano que nos ayuda a reforzar el vínculo con nosotras mismas, con la nutrición y la energía vital que nos damos, desde donde se sirve y disfruta la comida. En conjunto, desarrollaron una colección que comienza en el desayuno, con tazas, pocillos, un porta tostadas, un cuenco grande e inflado con división interna y hueveros “ghost” de formas orgánicas, para romper los huevos con estilo y desde bien temprano. Los precios van desde los 28.000 hasta los 88.000 y se consiguen y aprecian en Oli Café (Costa Rica 6020, CABA).