Por Catalina Greloni
El documental del escocés Kevin Mcdonald expone los momentos más brillantes y opacos en la vida y obra de uno de los diseñadores más importantes de la industria. En Le Banana te contamos más acerca del documental que ya está disponible para ver en Mubi.
John Galliano mira directo a la cámara y le cuenta al cineasta escocés Kevin Mcdonald sobre su infancia, su juventud y las ganas de escaparse de Gibraltar. No sólo hace referencia a la mudanza hacia el sur de Londres, cuando tenía seis años, sino que, con la mano izquierda, se toca la sien, apretada y brillante, mientras comenta que decidió empezar a imaginar cosas y vivir en su cabeza para soportar una infancia difícil donde sus padres no toleraban sus primeros despertares sensuales hacia hombres. “Fantasía”, dice Galliano.
El diseñador inglés nacido en Gibraltar tuvo un largo período de fantasía y gloria al frente de la maison Christian Dior, de 1996 a 2011, mientras diseñó las piezas más icónicas y escultóricas, las referencias históricas más disímiles, en todos los colores, morfologías y telas posibles. Cómo olvidar la colección de Alta Costura de 2003, posterior a la muerte de su padre, Juan Galliano (un plomero gibraltareño que se mudó junto a su familia cuando el pequeño John tenía tan solo seis años), de volados, camisetas y corsets superpuestos, de estética flamenca. O la colección inspirada en Egipto de la Primavera 2004. O los vestidos inspirados en los paracaídas de la colección de Invierno de 1999. Los vestidos creados como si fuesen piezas de origami de 2007. No hay manera de ser amante de la moda y no tener referencias visuales de sus creaciones en la cabeza. Tan icónicos como sus vestidos fueron sus diseños de carteras. Fue él quien creó la Saddlebag en 1999, en la colección Primavera Verano. También los anteojos más envolventes y noventosos, esos que hoy todas las chicas usan ahora. También creó el estilo de pasarela Kate Moss. El uso del corte al bies. Y así, podríamos seguir horas.
En el film de Kevin McDonald, producido en asociación con Condé Nast Entertainment, el documentalista intenta contar los momentos más altos del diseñador, pero también busca echar luz sobre los días más abyectos y tristes en su vida, como la muerte de su padre y la de su amigo y asistente Stephen. También de una adicción galopante al alcohol y las pastillas desde temprana edad y de una de sus consecuencias bajo el ojo público, cuando fue captado en un video en 2011 desde su bar favorito en Le Marais, La Perle, en el centro de París, diciendo que amaba a Hitler y que los antepasados de dos mujeres (que no eran judías) hubiesen sido gaseadas.
Pero además, el film y su título hacen referencia a su manera de crear: Galliano era conocido por tomar inspiración para sus 32 colecciones por año tanto de las temáticas más increíbles o de referencias históricas, como también de la calle. En un momentos de la moda pre-internet en el que las tendencias, temáticas históricas, colores, materialidades, texturas y accesorios surgían desde arriba de todo, desde la Alta Costura hacia abajo, la calle, el diseñador formado en Central Saint Martins tomaba colores, fotos en sus viajes y compraba prendas de la vida cotidiana en ferias y mercados callejeros para crear magia. Todo lo que estaba a su alcance podía ser un ingrediente para la pócima mágica del diseño.
El drama, las puestas en escena masivas, el corte al bies, las múltiples referencias históricas y vestimentarias, al igual que el uso de los trajes tradicionales de otras culturas forman parte de la inspiración diaria de John Galliano, que surge tanto del High Fashion, como de lo que antes se consideraba Low Fashion, de la calle, cuando la moda se manejaba bajo un sistema de pirámide donde la Alta Moda influenciaba a las masas y no sucedía recíprocamente.
El film expone también al sistema de la moda durante los últimos años de los 90 y su ritmo in crescendo y cambios vertiginosos donde los diseñadores se volvieron celebridades por sí mismos –Galliano en Dior, Alexander Mcqueen como su reemplazo en Givenchy, Marc Jacobs en Louis Vuitton– y, a la vez, esclavos de un ritmo imposible de sostener, con problemas de salud mental y situaciones varias de abuso de drogas y alcohol.
Mcdonald se pregunta -y nos hacer preguntarnos- si la genialidad artística excusa las fallas morales, si se debe separar la obra del artista, aún cuando existe por parte del creador una indiferencia a las problemáticas sociales y se romantizan estéticas en función de crear belleza. Son varias las situaciones que vive Galliano antes de llegar al punto de quiebre, y el film parece empujarnos suavemente hacia una cornisa inminente. Sumado a un trastorno de personalidad narcisista, el director navega por las aguas de este Napoleón Bonaparte en una búsqueda por saber si existe un arrepentimiento real que, además asegura no tener ningún conocimiento de los hechos debido a los blackouts que genera el alcohol, o si se debe a que ha sido masivamente cancelado y busca redimirse públicamente para poder continuar creando y volver a subirse a la cima de la industria.
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Material Audiovisual: Cortesía de Mubi