Según un sondeo del lnstituto de Investigaciones Psicológicas (IIPsi) dependiente del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), casi la mitad de la población argentina padeció ansiedad durante la pandemia y el 30% atravesó niveles de depresión significativos. En Le Banana nos preguntamos desde cómo reconocer problemas de salud mental hasta cómo ayudar a un amigo que los padece. Para eso consultamos a Andrea Pierri, integrante de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) que se formó en Londres, y a Diana Zac, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA) desempeñando el cargo de Secretaria de Psicoanálisis y Comunidad.
¿Qué es la salud mental?
La salud mental incluye el bienestar emocional, social y corporal de una persona y determina cómo los individuos manejan el estrés frente a los otros, a situaciones de conflicto y frente a sí mismos.
“Pueden haber jóvenes que no quieren parecerse a los padres, o porque los ven atravesar situaciones conflictivas, tropezarse, porque tienen otros ideales o son diferentes. Los especialistas le llamamos segundas oportunidades. En la cultura under, por ejemplo, existen artistas como Tiago o Dillom que tuvieron vidas estridentes y traumáticas pero gracias a la música lograron reconvertir su historia personal y eso les da a todos esperanzas. La crisis siempre es para crecer y mejorar”, dice Andrea, titular de la cátedra de Familia y pareja en la Universidad del Salvador.
Una persona, una señal
La Dra. Diana Zac, miembro de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), explica “todas las personas tenemos diferentes manifestaciones de nuestro padecimiento. Por eso debemos estar atentos ante los signos de una enfermedad mental”.
- A veces se percibe con facilidad cuando alguien está demasiado triste, tiende a aislarse y no quiere hacer las actividades sociales que antes le gustaban. Esta podría ser una manifestación de una depresión.
- Puede que alguien esté exageradamente preocupado y estresado frente a todo. Esto nos requiere diferenciar que no sólo le ocurre en un grado menor, frente situaciones que todos vivimos alguna vez con estrés, tales como un cambio de trabajo o un examen, sino que la preocupación se manifiesta por casi todo con gran sufrimiento. Esto podría ser un cuadro de ansiedad. Entre estos tenemos los ataques de pánico, que generalmente es un cuadro que nos lleva a una guardia médica por su manifestación aguda e impactante.
- Otras formas en las que se manifiesta la ansiedad, la depresión y demás cuadros incluyen cierta irritabilidad, intolerancia o mal humor. Puede que esa persona necesite nuestra ayuda si podemos sobreponernos a ese enojo y mirar cómo está funcionando en otras áreas de su vida.
- También puede ocurrir que alguien nos parezca un poco “especial” en sus modos de relacionarse, sin que esto nos haga sonar las alarmas porque nos resulte alguien agradable y que admiramos por lo imaginativo. A veces aquellas que nos parecieron “simpáticas rarezas” podrían ser incipientes manifestaciones de algo que podría agravarse y sería bueno promover a que se consulte con un especialista.
- La Lic. Pierri agrega que, últimamente, aumentó la cantidad de adicciones y el consumo automedicado de psicofármacos como el clonazepam o Rivotril. “Se debe a que tenemos una población bastante exitista. En vez de tolerar la frustración y plantearse o desarrollar instrumentos para lidiar con situaciones de conflicto, se consume psicofármacos. Es el vehículo directo para que adolescentes y jóvenes adultos consuman lo que a veces ya se encuentra en la casa.
Terapia. También meditación, y yoga
Se trate de adolescentes o jóvenes, los profesionales recomiendan abordar los problemas mentales con un tratamiento psicoterapéutico, un buen analista que acompañe y que con paciencia pueda enfrentar lo difícil o traumático y armar situaciones nuevas. Hay ejercicios que ayudan en el proceso y Pierri considera que el yoga es efectivo, mucho más que el mindfulness, porque las técnicas de relajación hacen que el impulso pueda bajar, aunque no resuelven el problema. “Los problemas se resuelve pensando y no actuando, porque tanto el joven como el adolescente descargan actuando y después se pasan toda la vida reparando las consecuencias de haber actuado sin racionalizar. Nuestro trabajo es ayudarlos a que puedan parar y elegir. Que vean que tienen un montón de senderos para tomar”, concluye.
Romper tabúes
No hay que tener vergüenza en recurrir a un profesional, pedir ayuda, ayudarse en red con pares, hacer consultas a redes de comunicación. “Ya somos conscientes de la cultura del bullying y se está cayendo paradigma de tener que fingir y callar ante el conflicto. Ahora estamos justamente en paradigma de red de hermandad y sororidad donde la mayoría son pares, pueden comunicarse y ayudarse entre sí”, explica Andrea Pierri. “Estamos viviendo un cambio donde la verticalidad, el ‘lo haces porque yo te lo digo’, viró hacia la horizontalidad, que es ayudarse y complementarse entre pares, con un otro”, agrega.
Por otro lado, la Dra. Zac opina que en nuestra sociedad lamentablemente está muy estigmatizado el padecer algún trastorno mental. Eso hace que las personas tiendan a disimularlo. En este sentido, es importante la aceptación de que todos somos humanos, por lo tanto, capaces de padecer dolor y sufrimiento mental. “Esta forma de acercarnos desde la empatía de que a todos nos puede ocurrir, sin juzgar y sin diferenciar al otro de nosotros, es la que más puede servirnos para que nuestro amigo se deje ayudar y consulte con un especialista”, asegura Diana, co-coordinadora del proyecto de prevención de la violencia en las escuelas Educreando (c) Binacional, que lleva a cabo junto a profesionales de Italia, en ambos países.
La importancia de las redes sociales
En el caso del adolescente, de por sí experimenta depresión ya que renuncia al mundo infantil y accede al mundo adulto, pero sin instrumentos. Entonces debe ir construyéndolos. Cuando tiene caos en su casa, toma pilares de comunicación para ir ordenando su vida. “Con la desorganización que hay en la Argentina hoy, donde los referentes están cuestionados, ¿cómo están nuestros adolescentes? Perdidos. ¿De dónde se agarran? De las redes. Las redes les dan esperanzas, los organizan, les mandan rutas para enfrentarse con su depresión”, concluye Pierri.
Créditos portada: Pexels/ Alexy Almond